Homilía para el Día de Difuntos
2 Noviembre 2018
Evangelio: Jn 14,1-6
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Algunas sugerencias son de una entrevista actual del P. Anselm Grün OSB


La miniatura medieval nos puede parecer “naiv”:
Muestra muy sencillamente como dos ángeles con amor y cuidado elevan las almas de dos difuntos dentro de un paño blanco por el amplio “cielo” abierto, donde Cristo – igualmente asistido por dos ángeles – ya las espera y las bendice con la mano derecha elevada.

Cuando contemplamos una imagen así,
debiéramos, en primer lugar, hacernos conscientes
de que se trata de ¡una imagen!
Y esta imagen expresa algo que,
en último caso, no se puede comprender con palabras.
En general, en el “misterio de nuestra fe”
continuamente no podemos prescindir de las imágenes.
Finalmente el propio Jesús en Su anuncio del mensaje de la fe usa sobre todo parábolas, es decir, relatos gráficos, sencillamente imágenes.

Por tanto, contemplemos un poco más minuciosamente esta maravillosa miniatura.
Se trata, como se dice, de “almas de difuntos”,
que llevan dos ángeles ante Cristo.
Las almas no están representadas de forma fantástica como “espíritus”, sino muy realistamente en la unidad de cuerpo y alma,
totalmente como corresponde a la imagen integral del ser humano en la Biblia.
En último término celebramos la resurrección de nuestros muertos como seres humanos con cuerpo y alma.

Otro detalle de esta pequeña miniatura:
En el suelo vemos aún los ataúdes vacíos
o también las tumbas de estas dos personas.,
que son conducidas al cielo por ángeles.
La muerte no es el fin de la vida, la radical caída en la nada;
la muerte es más bien el “paso al otro lado”,
a la nueva vida en plenitud.
Según la antigua tradición de la Iglesia, los ángeles, como mensajeros de Dios, acompañan a los muertos en su camino hacia la perfección (plenitud) de la vida.

No es por casualidad que el arcángel Miguel
sea el que dé nombre y sea patrono de muchas capillas de cementerios.
Y tampoco es por casualidad que todavía hallemos en nuestros cementerios muchos ángeles.
Incluso han sobrevivido a la secularización de nuestra época.
Es interesante que también muchas personas
que por definición no creen en Dios,
a pesar de esto digan en situaciones críticas
si hubiéramos tenido “un ángel de la guarda”.

Los ángeles personifican de forma gráfica
la protección, la bendición y el guía del propio Dios en el camino.
Garantizan a Dios ya que el nombre de Dios “EL” es componente fijo de su nombre: MichaEL, GabriEL, RaphaEL…
Y como el propio Dios nos acompaña en todos nuestros caminos por medio de Su ángel
(por medio de nuestro “ángel de la guarda”),
tanto más nos acompaña en nuestro camino
“al otro lado del umbral de la muerte”.
El pintor de la miniatura expresa en la imagen con cuanta dedicación y amor Dios hace esto.
Naturalmente todos los ángeles de nuestros cementerios – tanto los representados artísticamente como también los “cursis” -
son símbolos de la esperanza cristiana de resurrección y testigos de un nueva “vida en plenitud” regalada.
Recordemos:
fueron ángeles, los que en la mañana de Pascua indicaron a las mujeres en la tumba de Jesús
el acontecimiento de la muerte y resurrección.
“¡No busquéis al Viviente entre los muertos!”

Quisiera terminar con unos versos,
que se cantan a menudo en la celebración de un entierro religioso durante la procesión hacia la tumba:

“Los ángeles te quieren acompañar al Paraíso,
los santos mártires te saludan
y te conducen a la ciudad santa de Jerusalem.

Los coros de los ángeles te quieren recibir
y, por medio de Cristo, que murió por ti,
te alegrará la vida eterna.”

¿No son imágenes hermosas, llenas de esperanza
para lo que nos espera después de la muerte?
¡Porque en la muerte no estamos solos
sino que permanecemos bien protegidos!

Amén
www.heribert-graab.de
www.vacarparacon-siderar.es