Homilía de Carnaval para la fiesta de la Presentación del Señor
3 Febrero 2008
Lectura: Heb 2,14-18
Evangelio: Lc 2,22-32
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Queridas hermanas y hermanos:
el tiempo pasa tan deprisa:
Todavía está aquí delante el pesebre,
y, sin embargo, hoy escuchamos la piadosa estirpe,
la homilía en verso para Carnaval.
Si yo me negase a ello, sería fatal.

Se celebra hoy por doquier
en estos días el tiempo de Carnaval:
desde el Bodensee y el borde de los Alpes
hasta arriba de Helgoland.
Incluso Göttingen no quiere hacer remilgos
a ensayar la mascarada.
La cuestión es si esto tiene que ser así.
Pues payasos hay aquí todos los días.

El Papa – esto es Benedicto –
dicen algunos que está loco.
Yo pregunto ¿cómo han caído en cuenta de esto?
Aquí están en primer lugar los musulmanes,
que se enfadan
y recientemente en Roma estos profesores,
estudiantes también, un montón de necios,
que creen que ellos han arrendado la sabiduría
porque la Universidad es considerada como “Sapienza”.

Y con esto estamos nosotros –esto lo sabéis todos vosotros-
ya en el centro del Carnaval.
Queridas gentes, aquí se trata de la sabiduría;
y éste es el tema de la homilía de hoy.

Pues ¿quién es ya sabio si no el loco.
Por eso, los locos auténticos son tan escasos.

Sin embargo, yo conozco a uno que está en Roma.
Es el jefe de la Catedral de Pedro.
La mitra es su gorro de loco.
Más de un Obispo la lleva como de imitación.
Sin embargo, le está bien al Papa alemán.
Él también tiene inteligencia bajo su sombrero.
Él lleva bajo su gorro tanto la razón como la fe.
Los “grandes” cerebros de la ciencia
sencillamente no acaparan esto..

¿Qué es la razón? - pregunta la filosofía.
¿Qué es la razón? - pregunta la teología.
Para tener la respuesta opina sencillamente la teoría de la ciencia.

Y ¿qué es la fe? – preguntáis ahora.
Aquí la teoría es muy estúpida.
Pues para esto no tiene nada que decir:
Ésta os resulta indigesta.

La siguiente cuestión a su modo,
nos pone ahora a Simeón, llamado el anciano.
Diariamente estaba en el Templo en su puesto.
¿No tenía quizás la cabeza blanca?
Y ¿cómo está Ana, la mujer anciana?
Eventualmente ¿no era también muy prudente?
Ambos se habían ejercitado en la fe.
Su razón no se había enturbiado por eso.
Como modo de obrar se les evalúa que
detrás de las cosas percibieron el Ser.
La sabiduría de los mayores – sobre ella podéis construir- es mirar razón y fe como una unidad.

Hoy se trata de la luz para la iluminación de los gentiles.
Ésta precisamente la reconocieron ambos.
Desgraciadamente para los actuales paganos
en la Baja Sajonia esto son tan sólo bromas.
También muchos de nosotros somos liberales:
Luz u obscuridad les es igual –
en todo caso esto es válido cuando concierne a los demás:
En verdad nosotros no somos tan drogados,
que nos preocupemos por los demás.
A muchos esto les haría sólo reír.
Cada uno debe ser feliz a su modo.
¿Qué me importa a mí? Muy claramente: Nada.

Me deja muy pensativo sin duda,
que esta Lectura hoy hable del demonio.
Ciertamente aquí corren en Carnaval
muchos por todas partes.
En verdad, yo me pregunto en este punto:
¿Qué impulsa a esta tenebrosa sociedad?
La Lectura dice – vosotros lo habéis oído –
por él vino la muerte al mundo.
Pero porque él es para muchos un horror
le ahuyentan con Beelzebub.

El demonio es infame sobremanera.
Por eso se ha intentado antiguamente con frecuencia
uncirle delante de las propias carretas
para conjurar su poder para siempre.

Él debe expulsar a los malos espíritus.
Por eso hay en Carnaval este impulso loco
Con máscaras del demonio y gran griterío,
llega el estrepitoso ruido de cadenas.
Esto puede darle miedo a uno;
al demonio esto le debe venir a propósito,
 a él no se le puede comprometer.

De la Iglesia se le ha desterrado
fuera de las tapias.
Allí él puede ahora hacer muecas,
pero él no quiere sufrir de ninguna manera:
Él encuentra el camino en la Iglesia.
Él sencillamente pone la zancadilla a los cristianos,
los agarra por la piedad.
Pues la falsedad de ellos es su gozo.

Vosotros no creéis que éste lo ha probado todo;
incluso hubiera empringado a Jesús con gusto.
Entonces no tuvo éxito con Él.
Pero hoy en multitud de lenguajes
continuamente crea atención
si los cristianos no se defienden.

Sin embargo, no debéis caer en el pánico
cuando veáis sombras del demonio.
Ya pronto hace acto de presencia aquí en la tapia.
Como advertencia nos es enviado.
Ya ha localizado hace largo tiempo a los de fuera.
Ahora está interesado en los de dentro, en nosotros.

¿Dónde creéis que él nos podría captar
y después lucir un lucrativo botín?
Por ejemplo, tiene a menudo el truco
de lanzar la vista sobre la política.
Le alegra si alguien se mantiene alejado
y se queda en casa en la elección
y deja a los otros hacer lo que mejor les parezca.
¿No oís su risa burlona?
Él dirige a los otros hace ya largo tiempo con risas;
éstos hacen exactamente lo que él se piensa.

Con nuestra comodidad nos anuda.
Esto lo ha hecho en nosotros ya con frecuencia.
La Misa de los niños es un caso así
- unida con trabajo demasiadas veces.
El demonio cuchichea: Quien aquí no se sustrae
en último extremo se vuelve loco.
Y ya ha alcanzado de nuevo, lo que quiere:
La Misa de los niños se va a la basura.
Además lo que cuenta para el demonio
es siempre el amado dinero.

Sin embargo, entre nosotros se ha embadurnado:
Con donantes St. Michael se ha adornado.
la mesa del mediodía es para él realmente sospechosa,
porque su presupuesto se cubre con donativos.
En algunos años es verdaderamente escaso,
pero finalmente llega el presupuesto al trote.
Por ello se dan aquí las gracias,
porque esto al demonio no gusta en absoluto.

En el asunto de las campanas es lo propio.
Le gustaría muchísimo que callasen.
¿Le ocasionan a él perjuicio las campanas?
Y ¿espera que los donantes se pongan reacios?
¡Con motivo! Los donantes le tosen a esto
y aceleran ahora correctamente.
¡El demonio puede despellejarse de rabia,
en algunos meses sonarán de nuevo!

Sueña continuamente en avasallarnos.
Pero con nosotros está Dios mismo a la derecha,
Dios se hizo hombre para eliminar a éste
que nosotros menospreciamos como origen de la muerte.
Dios nos muestra el camino incluso a través de a noche obscura.
¡El demonio nos puede! Esto es para reírse.

¡Tenemos diariamente motivos para la alegría!
Si fueran más pequeños, sería penoso.
Quien sólo está alegre en Carnaval
es un caso para el psiquiatra.

De nuevo vemos el miércoles de ceniza
y también aún cantamos alegres canciones.
Así termino ahora en el nombre de Dios.
Espero que vosotros digáis sinceramente...
Amén.