Homilía para el Domingo Décimo Noveno del Ciclo Litúrgico A
7 Agosto 2.005
Evangelio: Mt 14,22-33
Autor: P. Heribert Graab S.J
Se dice que “el mar es muy traidor”.
(En alemán, literalmente “el agua no tiene  maderos”),
esto corresponde enteramente a nuestra experiencia diaria.
Quien ignore esta experiencia se expone a un peligro.
Y es de temer,
que también de nuevo en este verano
-incluso aunque el tiempo entre nosotros no invita a bañarse-
algunas personas que están de vacaciones paguen esta ignorancia con la vida.
 
El Evangelio de hoy
-uno de los más hermosos del Nuevo Testamento-
cuenta de nuevo una historia
“a contrapelo” de nuestras experiencias.
Afirma llanamente:
¡El agua sí tiene maderos! ¡Sostiene!
Naturalmente esto es más que una historia milagrosa:
El agua permanece como agua.
Y las leyes de la Naturaleza no son modificadas
para un pequeño “show”.
En realidad a este Pedro no le sostiene el agua-
le sostiene la confianza.
 
¿Confiar tiene “maderos”?
También aquí nuestras experiencias formulan una objeción.
Ciertamente –los niños se pueden dejar caer llenos de confianza y sin reserva en los brazos del padre o de la madre, suponiendo que crezcan en la seguridad de una familia feliz.
Pero ¿con cuánta frecuencia la natural “desconfianza” ya en los niños se perturba –
p.e. por el matrimonio roto de sus padres?
Y cuánta confianza decepcionada grava a los adultos:
* Confianza decepcionada en los seres queridos-
p.e. cuando los hijos caen en extravíos.
* Confianza decepcionada en la política y en la economía –
p.e. cuando el puesto de trabajo es eliminado por racionalización
y no se puede encontrar uno nuevo con la mejor voluntad.
* Confianza decepcionada en la humanidad –
p.e. cuando el recuerdo de la catástrofe de Hiroshima,
palidece después de 60 años,
el convenio de prohibición de armas atómicas no da ningún resultado
y el círculo de las potencias atómicas es cada vez mayor.
* Confianza decepcionada incluso en Dios –
p.e. cuando suena el diagnóstico “cáncer”
y atormenta la pregunta:
 ¿¿¿Por qué precisamente yo???
 
Contra todas estas decepciones está el Evangelio de hoy:
En medio de la obscuridad de la noche,
en la tormenta rugiente de la vida,
y contra todo miedo, la palabra de Jesús:
“¡Tened confianza, soy Yo;
no temáis!”
 
Incrédulo –es la palabra de Jesús.
¡También entonces!
Pedro protesta así contra esto
y provoca a Jesús:
“Señor, si eres Tú, mándame
que vaya a Ti sobre el agua.”
Quién sabe lo que esperaba Pedro como respuesta-
probablemente no la sencilla palabra “ven”,
que evidentemente no toleraba ninguna resistencia.
 
Nosotros tenemos que agradecer a Pedro,
que se atreviese a dar el paso:
“Esperar contra toda esperanza.
Fe que, sin embargo, continúa.”
Contra toda esperanza Pedro pudo experimentar:
Confiar en ÉL verdaderamente sostiene.
 
¡En la historia de Pedro
no se trata de ensueños o acaso de sutilezas!
Esta historia se atestigua a sí misma como
extremadamente realista,
porque describe la confianza de Pedro
también en toda su debilidad e inseguridad.
Apenas se ha atrevido a confiar
pierde el equilibrio de nuevo en una duda llena de temor..
Él mismo, por así decirlo, retira de debajo de los pies los maderos que le sostienen.
Pero, al mismo tiempo, la llamada de ayuda desesperada: “¡Señor, sálvame!”
Finalmente, Jesús le saca de las aguas de la muerte.
 
Esta historia nos sitúa ante la pregunta:
¿Qué nos sostiene a decir verdad?
¿Qué sostiene en general nuestro mundo,
que muestra muchas semejanzas
con un mar tempetuosamente revuelto,
cuyas aguas, en verdad, no tienen ningún madero?
 
Puede sonar banal –pero así de banal es ahora nuestra realidad:
* El querer tener y siempre querer tener más, el total materialismo de nuestro tiempo, en verdad, ¡no sostiene!
* ¡Todos los “ismos” ideológicos no sostienen!
* Las recetas baratas de la campaña electoral que comienza ¡no sostienen!
* Pero también los “valores” muy juramentados de los conservadores se desmigan entre los dedos.
 
¿¿¿Por qué esto???
Destruyan ustedes los fundamentos
de una aún tan estable viga metálica:
Ya no podrá sostener nada más,
sino que se desplomará bajo la más mínima carga.
 
Aún cuando no sea moderno, dígase que
todos los, así llamados, valores humanos son socavados internamente,
cuando se ignora su propio fundamento
o incluso se destruye conscientemente.
Este último fundamento que sostiene
tiene un nombre en la historia de la humanidad:
Se llama sencillamente: DIOS.
 
Para nosotros los cristianos, este Dios toma figura humana
en aquel Jesús de Nazareth,
en el que Pedro y muchos, muchos otros después de él, ponen su confianza.
Y ellos no quedaron decepcionados.
Nos hacemos un inestimable servicio a nosotros y los seres humanos de nuestro tiempo
si también nosotros de nuevo nos atrevemos a esta confianza
y animamos a otros –especialmente a los niños- a ello.
También podemos siempre de nuevo hundirnos en nuestras angustias –
pero finalmente haremos a pesar de todo esto la experiencia de Pedro:
El agua sí tiene maderos –incluso en el lago tormentoso.
 
Amén.