Homilía para la Fiesta del Corpus Christi 29 Mayo 2.005 |
Lectura: Dt 8,2-3 y 14-16a; Evangelio: Jn 6,51-58. Autor: P. Heribert Graab S.J. (2.002) |
Esta mañana me ha fascinado: La policroma imagen de la procesión con un tiempo espléndido, una demostración de la fe cordialmente alegre y pacífica de un extremo a otro: varios miles de cristianos unidos en una gran comunidad – y esto en una ciudad como Göttingen, a la que llamo no por casualidad aquí y allá una ciudad “pagana”. Naturalmente todavía tengo también otros recuerdos de procesiones del día del Corpus Christi: Muchas personas en el recorrido que oran y cantan juntas y que están de pie en silencio, con veneración o incluso se arrodillan al acercarse el Santísimo; a lo largo del recorrido de la procesión pequeños altares domésticos adornados en muchas ventanas y puertas. Esta mañana nuestra procesión pasó entre largas filas de coches aparcados en lugar de entre aquellos pequeños altares. Esta experiencia se convirtió para mí en símbolo de ese mundo, en el que la fe cristiana, de forma muy diferente como es natural, es necesaria tanto más urgentemente que la levadura – y esto en sentido absolutamente literal. En este mundo están los coches como símbolo no sólo de un legítimo bienestar, sino de los nuevos ídolos de esta época que son sencillamente materialistas. Alumnos del BBS II han organizado esta mañana la etapa de la plaza de Eichendorff. Ellos nos ponen a todos nosotros con sus textos e impulsos ante la alternativa: “Monises o Ética”. “Dinero o Moral”. Las pruebas de la fe el próximo jueves presentan la pregunta, de si es bueno “Europa llega – la fe se va”. Esta mañana el lema de la procesión se denominó: “Un alma para Europa”. Ciertamente se trata de que la Europa actual ha nacido de una comunidad económica y Europa es también ahora sobre todo una comunidad económica. A causa de esta comunidad económica y de su estado del bienestar apremian tantos Estados a la UE. Sin embargo el bien común y la justicia social, cuyas raíces espirituales en la fe cristiana se relegan en Occidente más y más a un segundo plano, hasta ahora apenas han encontrado un reflejo en los tratados fundamentales de la UE ¡y, sin embargo, serían una necesidad tanto para nuestra sociedad de aquí como para las sociedades de los estados aspirantes! Hace algún tiempo se trabajó en Bruselas en una Constitución Europea, en una especie de Ley Fundamental para Europa. Los Obispos de la UE han hecho hace algunos días una importante aportación a este discusión: * Exigen para esta Constitución los Derechos Humanos fundamentales, * insisten en el irrenunciable significado del bien común y en la justicia social para la vida en común de los seres humanos de Europa, * recuerdan las grandes Tradiciones religiosas y espirituales y el orden de valores de las mismas, sin las que Europa no puede tener ningún futuro duradero. * Apuestan por el diálogo entre los Estados Europeos y las Instituciones por un lado y las Iglesias por otra parte. * Parten de que en una Constitución Europea Dios tiene que tener también su sitio de forma muy evidente. “¡Un alma para Europa!” “¡No sólo de pan vive el ser humano, sino de toda palabra, que proceda de la boca de Dios!” (Lectura) Se trata de aportar este principio vital al desarrollo europeo y esto es nuestra tarea como cristianos no en último lugar. Esta tarea no la podemos delegar, no la podemos ceder a otros. Esta tarea como misión nos ha sido confiada por Cristo. Precisamente aún en la Ascensión de Cristo nos hemos cerciorado de esta misión: “Vosotros seréis mis testigos hasta el fin de los tiempos.” E: “Id a todos los pueblos y haced discípulos míos... Enseñadles a guardar todo lo que yo os he mandado.” En una sociedad plural es válido sostener este mensaje ofensivamente en público y también hacerlo prevalecer políticamente. Evidentemente se supone que nosotros mismos estamos convencidos verdaderamente de este mensaje de la fe y lo vivimos. Pero después tampoco debiéramos lamentarnos de hacer nuestros, medios usuales en una democracia para conquistar a las personas. Uno de ellos es la demostración pacífica. Y nuestra procesión del Corpus Christi es una demostración de la fe – en comparación con muchas demostraciones, que vive Göttingen, incluso la más grande y la más impresionante con mucho. La procesión del Corpus Christi demuestra, solo Quien puede llegar a ser bendición, según nuestro convencimiento, para este mundo y sobre todo para la Europa que se fusiona: Jesucristo, que nosotros llevamos por las calles de esta ciudad como a nuestro Señor. Debíamos reflexionar seriamente sobre si no debíamos llevarLe dentro de poco por la calle Weender; para concluir después delante del antiguo Ayuntamiento con Misa y Bendición. También sería importante ciertamente, que no nos uniésemos al gimoteo de muchos cristianos hasta en la dirección de las Iglesias, que, como conjurados, miran fijamente las estadísticas de los miembros de la Iglesia – y se dejan desconcertar justamente como los accionistas por las escarpadas curvas de las cotizaciones de las acciones durante una bajada. Nosotros no ofrecemos valores inflados, tenemos más bien un mensaje, que permite a las personas llegar a ser personas y a Europa, un continente, ¡en el que merezca la pena vivir! ¡Para ello dejemos ganar a las personas! También desarrollando para ellas una nueva entrada en la Iglesia de Jesucristo. Después de la pausa veraniega comenzaremos de nuevo, bajo el título “Pasos para ser cristiano”, con un grupo de personas, que están en busca de orientación y quizás también quisieran bautizarse. Necesitamos tales personas – y verdaderamente las más posibles – para que nuestra ciudad, nuestro país, nuestra Europa de nuevo tenga un alma. Amén |