Homilía para el Domingo Décimo Primero
del Ciclo Litúrgico “A”

12 Junio 2.005
Evangelio: Mt 9,36 hasta 10,8.
Autor: P. Heribert Graab S.J.  (2.002)
“En aquel tiempo, al ver Jesús a la muchedumbre,
sintió compasión de ella porque estaban cansados y agotados, como ovejas que no tienen pastor.”

En nuestros días, si Jesús viera a una muchedumbre
de nuevo podría llenarse de misericordia,
pues hoy también hay muchos cansados y agotados,
estresados y bajo el látigo de una múltiple presión productiva,
atiborrados de conocimientos y pobres en valores humanos,
sin fundamentos religiosos y sin orientación,
en una sociedad plural y en un mundo globalizado,
en parte hartos de consumo,
en parte en la orilla de la sociedad empobrecidos y marginados,
expuestos a múltiples poderes e incluso preparados para el poder.
En lenguaje de Jesús: “Como ovejas sin pastor”.

También hoy Jesús diría justamente:
“La cosecha es mucha, pero los operarios pocos.”
Y, sin embargo, entre entonces y hoy
hay una importante diferencia:
Entonces Jesús tenía justamente doce discípulos.
Pero éstos estaban llenos de una fabulosa disposición de salida.
Jesús les había dicho:
“Yo he venido a arrojar fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!”
(Lc 12.49)
El reducido grupo de discípulos de Jesús
se dejó inflamar por ese fuego
y con ello contagió bajo la impresión
de la experiencia pascual
a todo el mundo entonces conocido.
Y siempre de nuevo se encontraron personas
que continuaron llevando este fuego a través de los siglos.

Jesús tiene hoy – en todo caso sobre el papel –
sólo en esta ciudad aproximadamente 80.000 discípulas y discípulos.
Pero éstos se hallan en gran parte  “cansados y
agotados”,
quemados, decepcionados y frustrados,
no auténticamente convencidos del Evangelio de Jesucristo.
Jesús probablemente diría a más de uno de ellos
lo que Él ya dijo entonces a algunos:
“¿También vosotros os queréis ir?” (Jn 6,67)
Entonces Pedro contestó por los Doce:
“Señor ¿con quién vamos a ir?
Tú tienes palabras de vida eterna.” (Jn 6,68)

Pero incluso aquellos que hoy hacen suyas las palabras de Pedro,
ven con frecuencia la situación del Evangelio de Jesucristo en este mundo
con ojos opacos, en lugar de radiantes.
Esto es válido incluso para sacerdotes y Obispos,
que se entienden a sí mismos como seguidores des los Apóstoles de entonces de modo especial.
Algunos de ellos miran bastante pesimistamente el futuro,
se lamentan reiteradamente en sus homilías
y forjan planes pastorales,
que poco permiten percibir del ímpetu del Espíritu de Pentecostés.

Wilhelm Willms dijo una vez,
depende de los ojos
con los que se mira a las personas, al mundo y también a la Iglesia de Jesucristo:
Y opina  – y a ello yo quisiera animarles a ustedes –
que se debe contemplar la realidad con buenos ojos,
con ojos radiantes,
con ojos optimistas y alegremente esperanzados.
En el fondo se trata de la vieja sabiduría popular,
según la cual uno puede ver un vaso de zumo de forma diferente:
“¡Oh, está ya medio vacío!”
o
¡Ah, está medio lleno!”

¡Ustedes no creen en absoluto en lo mucho alentador que podrían descubrir con una mirada muy optimista y, sin embargo, muy realista!

* Por ejemplo ¿han tomado ustedes conciencia ya
de que nunca como en este momento
se había dado en la Iglesia de Alemania y
tampoco aquí en la comunidad de St. Michael
tantas colaboradoras y colaboradores comprometidos gratuitamente?
Aquí nuestra Iglesia está sumamente viva.

* ¿Saben ustedes, que ya desde hace años
crece considerablemente el número de Bautismos de adultos?
Hace pocos años eran aproximadamente 3.000 anualmente.
¡El año pasado fueron alrededor de 15.000!
Se añaden muchas admisiones y reanudaciones de adultos en la Iglesia – también aquí entre nosotros.
Y en cada caso particular detrás está
una decisión muy consciente y comprometida.
El año pasado me ha agradado mucho la cooperación con un grupo de tales personas,
bajo el título de “Introducción a la fe”.
Y yo parto de esto para que nosotros en otoño
podamos comenzar de nuevo con un grupo semejante, bajo el título “Pasos para ser cristiano”.

* Sobre esto ustedes ya han observado una vez,
cuántos lugares de vida espiritual hay alrededor de Göttingen –
antiguos sólo pocos, pero varios se han fundado recientemente:
“Antigua” es p.e. la Abadía de Monjas Benedictinas de Herstelle.
El año pasado, muchos de nosotros hemos pasado allí uno o dos días de meditación sobre nuestra fe.
La nueva vida en el Monasterio de Bursfelde es de fechas recientes.
Es fascinante, lo que después del cambio ha crecido in Volkenroda/Thüringen.
Aún poco conocido es el recientemente fundado Monasterio de Monjas Cartujas de Werra-Meissner-Kreis.
El joven Monasterio de Monjas Benedictinas en Marienrode tiene una irradiación hasta aquí.
No tan significativo para nosotros, pero sí 
para la ciudad y la región de Hannover,
es el reciente núcleo de Benedictinos en medio de la gran ciudad.

Todo esto y muchas más cosas diferentes
y no en último lugar lo que en los últimos años ha crecido también aquí entre nosotros en St. Michael, me permite personalmente mirar el futuro de forma muy optimista
y además contribuye esencialmente
a que yo también con casi setenta años
aún tenga muchísima alegría en mi tarea.

No es posible trabajar en la misión del seguimiento de Jesús
“Pedid al Señor de la cosecha,
que envíe trabajadores para Su cosecha”,
cuando uno mismo está decepcionado
y no está convencido de que
esta petición merece la pena y tiene sentido.
Expresado en la jerga económica,
tenemos que decir:
Nuestro “producto” es excelente
y hay para él un enorme mercado.
Si nosotros ahora estamos aún convencidos de ello,
en lugar de hablar mal de las perspectivas del Evangelio
y de la Iglesia de Jesucristo,
podemos pedir también de forma creíble
y con posibilidad de éxito en el sentido de Jesús,
trabajadores y trabajadoras para Su cosecha.

Amén.