Impulsos sobre los textos de la Escritura
Quinto Domingo de Cuaresma
del ciclo litúrgico C
3 Abril 2022
Lectura: Is 41,16-21
Evangelio: Jn 8,1-11
Autor: P. Heribert Grab S.J.
“¡No penséis más en lo que fue el pasado!
Ved que ahora yo lo hago todo nuevo.”
Esto hemos escuchado en la Lectura de los profetas.
Por tanto se trata de un cambio de perspectiva:
¡No miréis hacia atrás, sino mirad hacia adelante!
Muy a menudo este texto de la Lectura veterotestamentaria se ha relacionado con el Evangelio, con el encuentro de Jesús con la mujer adúltera:
“¡No penséis más en lo que fue el pasado!
Ved que ahora yo lo hago todo nuevo.”
“¡Vete y desde ahora no peques más!”
¡Empieza con la ayuda de Dios una nueva vida!
¡Siempre y continuamente también nosotros podemos dejar que Jesús no diga esto!

Silencio

El profeta de la Lectura es el denominado “Deutero-Isaías”, por tanto, el segundo Isaías.
Él vivió y anunció su mensaje de Dios
en el tiempo del exilio babilónico-
por tanto en una época que fue para el pueblo de Israel un tiempo de catástrofe
y, al mismo tiempo, un tiempo de cambio radical.
Con frecuencia, en tales situaciones los seres humanos están afligidos por el pasado perdido.
No se pueden imaginar un futuro nuevo y digno de ser vivido.
Talles situaciones se dan también en nuestra vida
y en la vida de todo un pueblo-
pensemos actualmente en Ucrania.
En una situación así, el profeta permite que Dios diga:
“¡No penséis más en lo que fue el pasado!
Ved que ahora yo lo hago todo nuevo.”

Silencio

El deseo del profeta es dirigir la mirada del ser humano hacia adelante.
Para ello despierta en primer lugar el recuerdo de aquel acontecimiento histórico
al que Israel tiene que agradecer su existencia como pueblo:
Por tanto, el éxodo de la esclavitud de Egipto.
También entonces se produjo un cambio radical de situación:
Dios liberaba a Su pueblo de la inhumana esclavitud
y lo condujo al desierto, por tanto a un futuro inhumano.
En el “desierto” también los seres humanos glorificaron el pasado
y hablaron de las “ollas de carne” de Egipto.
Y, sin embargo, al final de la peregrinación por el desierto tuvo lugar el cumplimiento de las alegres promesas de Dios a Moisés.
Recuerdo esperanzado en los hechos pasados y salvadores de Dios…

Silencio

Pero más aún –
Deutero-Isaías nos abre los ojos al presente:
“Ved que ahora yo lo hago todo nuevo – dice Dios
Ya surge, ¿no os dais cuenta?”
¡Quitaos el pasado de la vista!
Sólo así tendréis una clara mirada hacia el futuro,
que ya ahora se destaca – ¿¿¿también en nuestra Iglesia???
Esta Iglesia la abandonan actualmente muchas personas,
y la situación actual de la Iglesia le da a muchos de nosotros temor.
“Ved que ahora yo lo hago todo nuevo – dice Dios
Ya surge, ¿no os dais cuenta?”

Silencio

Es importante una mirada sobre esto,
cómo la Iglesia y como nosotros mismos tratamos con esta situación:
+ Lamentando el pasado
y esforzándonos por asegurar lo que de alguna forma se pueda asegurar.
+ O confiando en las promesas de Dios
y con una mirada despierta para los “signos de los tiempos” y para las posibilidades de un futuro, que ya ahora se abre.

Silencio

La Iglesia reacciona a menudo orientada hacia el pasado.
La pregunta tendría que sonar así:
¿Cuáles son los desafíos de la época,
cuáles son los “signos de los tiempos” para la Iglesia?
Por tanto; se trata de dirigir la mirada hacia adelante:
No en pensar lo que era antes,
sino en confiar en la promesa de Dios:
“Ved que lo hago todo nuevo”

Silencio

La Iglesia –todos nosotros- tenemos que orientarnos
hacia Jesucristo y Su Evangelio.
Hay que hallar el punto de enlace
entre la “tradición” del Evangelio
y la “situación” actual de los seres humanos de hoy.

En este punto de enlace podríamos percibir,
por ejemplo, dos desafíos:
A la libertad determinante en el sentido del neoliberalismo
nosotros como cristianos tenemos que contraponer la justicia.
Nosotros como Iglesia tenemos que ser defensores
de aquellos que están en peligro como perdedores de la modernización y que terminan por sobrar..
En este sentido tiene que haber en el programa de la Iglesia una sabia diaconización:
“Quien se sumerge en Dios, emerge al lado de los seres humanos sobre todo de los pobres, de los empobrecidos.”  (Paul Zulehner)

Silencio

Luego la Iglesia en medio de la creciente secularización tendría que ser una “buena dirección”
para la búsqueda espiritual.
“La nostalgia prospera, pero las Iglesias se encogen de hombros.”
Y esto, aunque la Iglesia tiene que agradecer el Espíritu de Pentecostés de Dios,
aunque el don del Espíritu se le ha regalado – al total de la Iglesia y a cada uno de los cristianos de forma individual,  a cada uno de nosotros (¡!) en el Bautismo y en la Confirmación.
¡Meditar de qué se trata!

Silencio

Pero esto significa:
¡Nosotros no podemos confiar una respuesta a estos retos de la época sencillamente “a los de arriba”!
Y tampoco debemos confiar  no sólo “a los de arriba” las necesarias reformas estructurales de la Iglesia!
Nuestra mirada hacia adelante es cuestionada,
y nuestra sensibilidad creyente para los “signos de los tiempos” está en cuestión.
La Iglesia del futuro necesita
nuestra fantasía y nuestra creatividad-
porque nosotros somos “pueblo de Dios”.
Por tanto ¡el Espíritu de Dios quiera llegar a ser fecundo en todos nosotros!
¡Dejémosle a Él que lleguemos a ser fecundos!

Amén

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