Impulsos para la meditación sobre los textos de la Escritura
del Tercer Domingo de Cuaresma
del ciclo litúrgico C
20 Marzo 2022
Lectura: Ex 3,1-15 (selección)
Evangelio: Lc 13,1-9
Autor: P. Heribert Grab S.J.
Continuamente encontramos a Dios en la Sagrada Escritura como misterio grande e imponente.
Este Dios lleno de misterio se aleja de nuestra fuerza imaginativa
y de todas nuestras posibilidades mentales y emocionales para “comprenderle”.

Y, sin embargo, Moisés encuentra muy inesperadamente al Dios incomprensible y santo,
cuando apacentaba en este lugar el rebaño de su suegro.
Dejemos que actúen en nosotros las imágenes parlantes del libro del Éxodo:

Dios aparece en el fuego ardiente
que, en todo caso, no quema esta zarza reseca….

Cuando Moisés curioso se acerca más,
escucha una voz que sale de la zarza ardiente:
¡Moisés, Moisés! ¡No te acerques!
Quítate tus zapatos porque el lugar en el que estás, es suelo de santidad”…
Quien entra en una mezquita se quita los zapatos…
¿Cómo entramos nosotros en una iglesia,
en la “casa de Dios”?...

Se dice en la Lectura:
En la zarza ardiendo se le apareció a Moisés “el ángel del Señor”.
Pero entonces se dice de nuevo:
“Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba para contemplarle, Dios le gritó desde la zarza ardiendo.”
El Dios misterioso e inaccesible se aparece a Moisés en la figura del ángel.
¡Pero entonces ve y habla el propio Dios!
Nosotros decimos por ejemplo; Ángel, protégenos.
Posiblemente se dice en realidad: ¿Dios mismo es nuestra protección?...

Cuando Moisés pregunta a Dios sobre Su nombre, éste responde de forma enigmática:
“¡Yo soy el que soy!”- tomado en sentido exacto
es la negación de un nombre, que pudiera hacerle comprensible.
Los creyentes judíos no dicen hasta hoy la palabra JAHWE, por respeto ante el Dios Santo.

Dios no da Su nombre,
pero Él se presenta como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob…
y así como el Dios que ha cerrado una alianza con los antepasados y con el pueblo de Israel
y en la historia de Su pueblo continuamente salva, también ahora en tiempos de Moisés:
“Yo he visto la miseria de mi pueblo en Egipto…
Yo conozco su sufrimiento.
Yo he bajado para arrancarlo de la mano de los egipcios y conducirlos fuera de aquel país a un país hermoso y amplio, a un país, que mana leche y miel.”
Por tanto, Dios se manifiesta así
como el Dios misericordioso y
como el Dios que libera….

Aquí el Evangelio une:
El Dios santo y justo e incluso temible es al mismo tiempo el Dios paciente, que nos perdona, misericordioso:
Así muestra Jesús a Su Padre continuamente en muchas parábolas-
Como por ejemplo en la parábola de la higuera que no da fruto…
Así Jesús hace presente a Dios pero también en todo lo que Él hace….

Finalmente tres versículos del Salmo 103,
el Salmo que da respuesta a la Lectura de hoy:

¡Alaba alma mía al Señor,
y todo mi ser a su Santo Nombre!

El Señor realiza hechos de salvación,
facilita justicia para todos los asediados.

El Señor es misericordioso y clemente,
paciente y rico en benevolencia.

Amén
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