Homilía para Pentecostés
23 Mayo 2021
Lectura: Hch 2,1-11
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
Hoy celebramos la fiesta de Pentecostés
al mismo tiempo que el nacimiento de la Iglesia de Jesucristo.
Las lenguas de fuego y la tormenta del Espíritu
de Pentecostés transformaron el círculo pequeño y
temerosamente reservado de las discípulas y discípulos de Jesús:
El Espíritu de Pentecostés abrió las puertas y ventanas de su refugio,
hizo saltar formalmente el bunker de su temor,
las cadenas de su inseguridad y la falta de orientación.
Soltó sus lenguas y les regaló una lengua que entusiasmaba.
Todos los que afluían en multitud entendían esta
lengua incendiada por el Espíritu;
había una muchedumbre multicolor mezclada:
     partos, medos y elamitas,
     habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia,
     del Ponto y de la Provincia de Asia,
     de Frigia y de Pamfilia,
     de Egipto, de la región de Libia hacia Cirene,
     también los romanos, que se detenían allí,
     judíos y prosélitos, de Creta y árabes,
     todos oían, por así decirlo, en sus lenguas el anuncio
     de los grandes hechos de Dios.
El mensaje que escuchaban, “alcanzaba el centro de
su corazón”, y se entusiasmaban con él:
Aproximadamente tres mil personas se convirtieron
espontáneamente en creyentes y se bautizaron.
Esto no era en absoluto un “humo de paja”,
sino que se aferraron a la fe y a la comunidad
de los que seguían a Jesús, a la fracción del pan
y a la oración en comunidad¡
hora del nacimiento de la Iglesia de Jesucristo
universal, multicultural y políglota!

Se ofrece la posibilidad de entender el
acontecimiento de Pentecostés como historia de
contraste con la “construcción de la torre de Babel”
La “empresa” impía y autoritaria de Babel
convierte a la humanidad en un caos:

Cada uno gira en su pensamiento alrededor de sí mismo.
· Cada uno quiere ser el más importante.
· Cada uno quiere ser como Dios.
· Cada uno se convierte en competidor del otro.
· Nadie escucha a los demás.
· Cada uno habla su propia lengua.
· Nadie comprende ya a los demás.

El fundamento de la cooperación y de la vida
en común generalmente se destruye.
Es sumamente penoso
aprender la lengua del otro.

Pentecostés es ahora la alternativa a Babel.
Con la fiesta de Pentecostés celebramos:
· el don del Espíritu del Dios del Amor;
· el regalo de la comprensión interhumana
como consecuencia de la reconciliación con Dios;
· el regalo de una lengua, la lengua de Jesucristo,

Pero:¡Dios no nos obliga!
Él tampoco nos impone Pentecostés.
Él nos invita
a abrirnos a una vida reconciliada.
Él nos invita también a admitir una lengua,
la lengua de Jesucristo, la lengua del Espíritu,
la lengua del amor.

Pero de esto estamos aún muy alejados.
Todos lo sabemos.
Tampoco la Iglesia ha llegado a Pentecostés.
Las diferentes confesiones de una Iglesia
se agarran a su propia lengua.
Aquí se habla ‘evangélicamente’
,aquí se habla ‘ortodoxamente’,
aquí se habla ‘católicamente’.
Más aún:
Aquí se habla ‘conservadoramente’, ‘liberalmente’ o ‘progresistamente’.
Aquí se habla la lengua del Concilio de Trento,
la lengua del II Concilio Vaticanoy
aún en todos los diferentes dialectos.

Pero la lengua de Jesús es la lengua de Pentecostés,
la lengua del amor, la lengua de la unidad,
esta lengua es todavía extraña en la Iglesia,
porque es muy fatigoso aprenderla.
Y, sin embargo,.estamos juntos de camino
en dirección a Pentecostés.

Pero Pentecostés es ahora la “Fiesta de la variedad
de lenguas de alabanza a Dios”.
¡De la forma que los Apóstoles fueron arrastrados
por el Espíritu Santo, no fue para volver a la
confusión de lenguas de Babel!
No se trataba de retroceder a una única lengua,
más bien fue anunciada la alabanza al único Dios
de forma políglota.
Pentecostés nos alienta a alabar a un Dios único en
diferentes lenguas y también en diferentes
tradiciones litúrgicas.
Se trata de vivir la reconciliación en toda diferencia.
¡Se trata de la unidad en diversidad reconciliada!
¡Se trata de la unidad en la multiplicidad!

Esto no tiene nada que ver con popularidad
sino que es parte del milagro de Pentecostés:
Celebrar juntos la Misa
con una fina percepción de las diferentes tradiciones,
con la estimación de considerarlas riqueza de la
única Iglesia de Jesucristo y sobre todo con respeto mutuo.

Con esta comprensión básica respetuosa y estimada
se ofrecen en la jornada eclesial ecuménica en Frankfurt
cuatro Cenas del Señor y celebraciones de
la Eucaristía confesionalmente acuñadas con una señal de comunidad.
Fueron invitados todos los que quisieran concelebrar:
¡Todos eran bienvenidos de corazón a cada uno de estos servicios religiosos!
Se dejaba la decisión a la conciencia de los visitantes
si querían participar en las celebraciones de las otras confesiones.
¡Decisión personal de conciencia de cada cristiano!
Esto pasa cada domingo en Alemania.
Y es la consecuencia vivida de la antigua convicción católica
de la autoridad moral de la conciencia personal.

Por tanto, celebramos llenos de alegría la fiesta de
Pentecostés ¡como Iglesia en camino!.
· Celebramos a causa de la esperanza que se
nos ha regalado en Pentecostés.
· Celebramos en la inquebrantable confianza
de que no hay camino de retroceso
tras aquel Pentecostés en Jerusalem.
· Celebramos la utopía real de una
comprensión definitiva.
· Celebramos que también hoy es posible lo
que sucedió entonces y que esto mañana
será inevitable e irrevocable.
¡El Espíritu de Pentecostés hizo y hace posible la
unidad en la diversidad!

Amén.
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