Homilía para Cuarto Domingo de Pascua (B)
22 Abril 2018
Lectura: Hch 4,8-12
Evangelio: Jn 10,11-18
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
El Evangelio del Buen Pastor ¿un Evangelio de Pascua?
El Salmo 23 ayuda a comprender esto:

El Señor es mi pastor,
   nada me faltará.
En verdes praderas me hace recostar
   y me conduce hacia fuentes tranquilas…
Me preparas una mesa
   ante los ojos de mis enemigos.
Me unges la cabeza con óleo
   y mi copa rebosa…
             Salmo 23,1-2.5

El Salmo enlaza términos de la plenitud existencial con la figura del Buen Pastor:
verdes praderas, fuentes tranquilas,
mesa preparada, copa rebosante.

Silencio

El propio Jesús en Su discurso del Buen Pastor
no deja ya ninguna duda de que el mensaje pascual 
del Buen Pastor se contrapone como contraste a la realidad del mundo.
En el texto del Evangelio de hoy, el mozo asalariado, al que no le importan nada las ovejas forma el contraste.
Precisamente en el Evangelio de Juan pocos versículos antes, Jesús muestra otro contraste:
“Quien no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino por cualquier otra parte, es ladrón y salteador.” (Jn 10,1)

 
Pierre Breughel ha representado estos contrastes:
En el fondo a la izquierda, el “Buen Pastor” rechaza al lobo;
en el fondo a la derecha el “mozo asalariado” huye.
En primer término todos los ladrones y atracadores roban y atracan.

Jesús se refiere a sí mismo y al mensaje de Su Reino de Dios, en contraste con los líder del pueblo de Su época.
Naturalmente hay referencias a la realidad actual hoy y a muchos ámbitos de la vida y también referencias a nosotros muy personalmente.

Silencio

De un modo muy polémico fue actualizado en octavillas el discurso del Pastor de Jesús durante la época de la Reforma.

 
Esta octavilla muestra al Papa, a los Obispos y a los monjes como ladrones, atracadores y mozos asalariados.
No menos fuertes y polémicas
fueron las entonces “relaciones públicas” del lado católico.
En el ecumenismo de nuestra época hemos superado gracias a Dios, este mal estilo del enfrentamiento.
Pero naturalmente también hoy el discurso del Pastor tiene una referencia actual a la Iglesia de Jesucristo.
Cuando pensamos en ello, lo primero que se nos debiera poner ante la vista es que nosotros mismos
¡somos Iglesia!

Silencio

Para terminar reflexionen sobre este discurso del Buen Pastor, mirando todos los ámbitos –también privados– en los que nosotros mismos tenemos responsabilidad:
a estos ámbitos corresponde no sólo la Política, la Iglesia y la Sociedad;
también corresponden al ámbito de la familia, de la amistad y de la vecindad, y no en último término a todo el ámbito profesional.

Por favor, intenten en un último ámbito de silencio, sobre todo volver a ver otra vez el grabado de Breughel bajo esta consideración totalmente personal de la propia responsabilidad en comunidad con las personas de su entorno totalmente personal.

Amén.
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