Impulsos para meditar y orar en el Quinto Domingo de Cuaresma del ciclo litúrgico B
18 Marzo 2018
Lectura: Jr 31,31.33s
Evangelio: Jn 12,20-26
Autor: P. Heribert Graab S.J. Sugerencias de „Volk Gottes“ 3012/3
Todo este tiempo de Cuaresma está marcado, por una parte, por la tensión entre la rebelión del pueblo de Dios contra su Dios y, por el contrario, por la fidelidad y la misericordia de Dios ante Su pueblo, que fue el tema del domingo pasado.

A la vez esta época está marcada también por la tensión entre la “Antigua Alianza” de Dios con Su pueblo -que rompió el pueblo de Dios con su rebelión contra Él- y la voluntad de Dios de renovar esta Alianza para darle una nueva configuración e insuflarle nueva vida – de esto se trata en los textos de la Escritura de este domingo.

Por tanto escuchemos en primer lugar la Lectura de los Profetas.
Aquí se trata de la “ley fundamental” de la Alianza con Dios, que ya no está escrita sobre tablas de piedra y tampoco lo está en párrafos sobre papel.
La “ley fundamental de la Alianza renovada Dios la pone más bien en el interior del ser humano y la escribe en su corazón.

Lectura del libro de Jeremías: Jr 31,31.33 s

Silencio

Del santo Evangelio según Juan: Jn 12,20-26

Impulso:

La famosa imagen del grano de trigo,
la expresión del grano de trigo, que cae a la tierra y muere, y sólo así da fruto,
está en el punto central del Evangelio de hoy.
¿Qué significa esta expresión para mí personalmente?

Silencio

Jesús se refiere a Su Pasión con esta expresión,
que finalmente Le conduce a Su Muerte en la Cruz:
Su servicio al ser humano llega a la cumbre
en la total entrega de Su propia vida en la Cruz.
Precisamente en esta conexión dirige Jesús a Sus discípulos la tremenda exigencia de seguirle,
por tanto, hasta la propia entrega.

Esto suena tan duro porque nos es difícil
sentirnos aludidos nosotros mismos.
Por eso quisiera sugerir,
no desde Jesucristo,
sino desde nuestro propio lado, que nos acercásemos a la imagen:
Naturalmente la mayoría de nosotros estamos convencidos de que su propio compromiso en los diferentes ámbitos de la vida fructifica totalmente,
incluso quizás da frutos abundantes.

Silencio

Probablemente se les ocurren a ustedes algunos “frutos” propios.
Pero pregúntense ahora con toda la sinceridad posible:
Todo esto que quizás es considerado como “frutos”
¿ha crecido verdaderamente en mi propio estiércol?
¿Hubiera podido crecer algo
si otros no hubieran preparado primero el suelo?
¿Qué frutos podría yo cosechar
si otros no hubieran esparcido la simiente?

Silencio

Lo mejor de la vida se nos ha regalado,
como anticipo otorgado, como capital confiado por adelantado:
la propia vida, las capacidades y talentos que tenemos,
las posibilidades de desarrollo, que nos fueron dadas.
¡Nada de esto es natural!
Y ¿cuántas personas que nos han acompañado
- empezando por nuestros padres –
han creado en suma importantes condiciones previas
para que pudiésemos “dar fruto”?

Silencio

Pienso que todos vivimos de lo que nos fue regalado.
Y en la fe estoy convencido:
En todo lo que se nos ha regalado
en último término está Dios ante la vista:
Dios es el que ha preparado el suelo para todo.
Dios es al mismo tiempo regalo y el que regala.

A mí mismo me sucede con mucha frecuencia y con toda espontaneidad:
Cuando esto o aquello ha salido bien, esto no procede de mí, no es el resultado del propio rendimiento.
Es más bien obra de Dios, es ¡Su Espíritu Santo!
Y este Jesús de Nazareth, que denominamos Cristo,
muestra a Dios como Él mismo es:
Un Dios que se ofrece, un Dios, que sirve.

Silencio

En el fondo de estos pensamientos y experiencias comprendo lo mucho que la expresión del grano de trigo se refiere en primer lugar y sobre todo a Jesús:
* Él no pensó en sí mismo, en Su posición, en Su prestigio, Él trató con los seres humanos, con nosotros.
* Él no exigió nada para sí mismo, Él dio.
* Él no vivió a costa de otros y probó Su amor a los seres humanos con algunos.
* Él se entregó como grano de trigo en el campo del mundo totalmente, como Él mismo dice en el Evangelio:
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo.
Pero si muere, da abundante fruto

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