Homilía para el Domingo Sexto de Pascua, ciclo litúrgico A
21 Mayo 2017
Evangelio: Jn 14,15-21
Autor: P. Heribert Graab S.J.
¡También hoy y siempre celebramos Pascua!
Pascua – es la fiesta de la resurrección de Jesús,
la fiesta de Su victoria sobre la muerte.
Y, sin embargo, continúa presente al mismo tiempo Viernes Santo!
Tampoco Pascua puede olvidar,
que aquí “queda un espacio vacío”:
el domingo pasado también Tomás formuló este hecho como pregunta – como pregunta que también a nosotros hoy nos preocupa:
“Señor, no sabemos dónde vas.
Cómo podemos conocer el camino?”

El domingo pasado Jesús dio una primera respuesta,
que entonces fue para los discípulos un desafío difícil de comprender,
que todavía hoy nos hace “chirriar los dientes”:
“¡Yo soy el camino, la verdad y vida!”
Nosotros no vemos al Resucitado
y tanto más no podemos tocarle-
así como Tomás pudo.
El “espacio vacío” con frecuencia pone en cuestión
nuestra fe.
Qué significa aquí esta palabra de Jesús:
“¡Yo soy el camino y la verdad y la vida!”

Silencio

Jesús da una segunda respuesta a la cuestión del “sitio vacío”:
“El Padre os dará otro Paráclito,
que permanecerá siempre con vosotros
- el Espíritu de la Verdad.”
Jesús mismo explicita lo que esto significa:
“¡No os dejaré huérfanos.
volveré a estar con vosotros!
Me veréis porque vivo
y vosotros también viviréis.
Pues Yo estoy en mi Padre, vosotros estáis en mí
y Yo estoy en vosotros.”

Jesús dice del “Espíritu de la Verdad”:
“Vosotros Le conocéis, porque Él permanece en vosotros y estará en vosotros.”
Y esto es sinónimo con:
“Vosotros estáis en Mí y yo estoy en vosotros.”

Del “espacio vacío” junto a mí saldrá un espacio lleno por medio del ‘Espíritu de la Verdad’, por tanto, por medio del Cristo resucitado y vivo.

Silencio

¿Por qué a pesar de esto se nos hace tan difícil
verle con nuestro ojos interiores,
percibirle o experimentarle?
También a esto da respuesta Jesús.
Dice: El mundo no puede ver el “Espíritu de la Verdad” y menos recibirle porque no Le conoce
y no tiene nada que ver con Él.
Por tanto, ¿podría ser que estuviéramos demasiado ligados con este mundo de tal modo que el “espíritu de este mundo” desfigure nuestra mirada para el Espíritu de la Verdad?

Lo mucho que este “espíritu del mundo” se contrapone al “espíritu de la verdad”,
queda actualmente superclaro en la problemática “riqueza lingüística” por medio de palabras como “fake-news” y “hechos alternativos”.
Un lenguaje falso, un pensamiento falso y esto unido a un actuar egoísta e insensible, ciegan naturalmente  para percibir la presencia escondida de Cristo resucitado y Su Espíritu de Verdad y de Amor.

Silencio

De ello extrae Jesús de forma previsora la única posible consecuencia;
“El que me ama se mantendrá fiel a mis mandamientos. Mi Padre lo amará y también Yo le amaré y me manifestaré a él.”

Pero, ¡no debemos malentender los mandamientos de Jesús como un revoltijo de párrafos legales restringidos  y preceptos morales!
Todo el amplio “mandamiento del amor” de Jesús
más bien contiene la posibilidad liberadora
de percibir este mundo y de mirarnos unos a otros con los ojos de Jesús y descubrir en todo el Espíritu de la Verdad, el Espíritu del Amor y la belleza oculta en él.

Silencio

Los textos de la Escritura de este domingo
- el Evangelio y también la Lectura de los Hechos de los Apóstoles, tienen ya ante la vista la fiesta próxima de Pentecostés que, junto a la fiesta de Pascua es, por así decirlo, el segundo punto culminante del círculo festivo pascual.

Amén.
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