Homilía para el Quinto Domingo de Cuaresma (C)
13 Marzo 2016
Lectura: Is 43,16-21
Evangelio: Jn 8,1-11
Autor: P. Heribert Graab S.J.
En la preparación de este servicio religioso,
he tropezado con una frase de la Lectura de Isaías.
“No penséis ya en lo antiguo;
no debéis preocuparos por lo que ha pasado.”

Naturalmente estas palabras pueden entenderse
como un mensaje liberador y alegre –
sobre todo si se le agrega la frase siguiente:
“Ved que Yo ahora hago algo nuevo.”
Por tanto, tenemos que dirigir nuestra mirada al futuro fascinante de Dios.

Sin embargo: en esta vida terrenal sería fatal
que hiciéramos desaparecer gradualmente el pasado.
Las personas de mi generación han aprendido (ojalá que así haya sido),
lo importante que es –también la mirada hacia el futuro- no ‘reprimir’ el propio pasado,
sino contemplarlo de forma meticulosa y superarlo.
También hoy en el Evangelio se trata de un caso individual muy concreto de de ‘superación del pasado’.

Yo quisiera aprovechar ambos textos para reflexionar con ustedes sobre nuestra relación con
el pasado y con nuestra historia personal,
pero también con nuestra historia comunitaria.
Para ello se me ocurren una serie de puntos de la historia:

+ En primerísimo lugar me parece que es muy importante una mirada retrospectiva agradecida:
Si queremos mirar al futuro llenos de confianza
es imprescindible mirar también el pasado con buenos ojos.
En la Sagrada Escritura el recuerdo de la actuación salvífica de Dios en la historia de Su pueblo
es continuamente el fundamento para la esperanza de Israel:
Dios tampoco nos ha abandonado en la más grande necesidad.

Un ejemplo de esto nos lo proporciona el Salmo 126, que hoy como Salmo responsorial sirve para la Lectura de Isaías:
Al insistente ruego de que el Señor quiere dar un giro al destino de Su pueblo, le precede el siguiente recuerdo de alegre gratitud:
“Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar.
Nuestra boca se llenó de risas y nuestra lengua de júbilo.
Se decía entre los otros pueblos:
‘El Señor ha estado grande con ellos’
Grandes cosas hizo el Señor con nosotros
y estábamos alegres.”

Tomémonos un momento de tiempo silencioso
para acordarnos con gratitud de experiencias alentadoras,
en primer lugar de nuestra propia historia personal,
pero en segundo lugar también de nuestra historia familiar, de la historia de nuestro pueblo,
si olvidar la historia de la Iglesia de Jesucristo.

Silencio

+ Acto seguido también me parece que es irrenunciable una mirada retrospectiva afligida:
Hoy sabemos lo importante que es no reprimir la tristeza, sino más bien admitirla y superarla.
- Esto es válido para la muerte de una persona querida por la muerte.
- Esto vale también para la pérdida que va unida a una amistad fracasada y sobre todo a un matrimonio fracasado.
- Esto vale también para la experiencia del propio fallo, de la propia culpa y del propio fracaso.
- Y esto también es válido para experiencias conjuntas de culpa y fallo en la historia de mi familia,
de mi pueblo y de mi Iglesia;
porque yo también estoy tocado por ello:
yo pertenezco a la familia; soy alemán; soy Iglesia.
A fin de cuentas tampoco una ‘huída’ cambiaría nada.
Identificándome conmigo mismo, la ‘tristeza’ se hace posible;
y la tristeza dominada puede abrir un nuevo camino en el futuro tanto para mí personalmente como también para mí como parte de un todo.

Silencio

Una mirada triste retrospectiva también tiene que ir unida con frecuencia a una mirada retrospectiva crítica, es decir, auto-crítica.
Esta mirada retrospectiva también se podría denominar examen de conciencia.
- Éste abarca una mirada sincera sobre sí mismo,
- el reconocimiento de la propia culpa
y también la implicación en la culpa colectiva,
- el ruego de perdón
- así como la disposición para ‘convertirse’, es decir, para empezar de nuevo.

Sólo así es posible ‘superar’ un pasado culpable o sólo malogrado y girar en positivo.

Silencio

+ Un elemento esencial para una superación del pasado así es que me regale el perdón.
Este regalo del perdón hace posible un nuevo comienzo.
Para que podamos volver al principio:
El regalo del perdón me permite una mirada agradecida retrospectiva.

Y después puedo dejar tras de mí toda la carga del pasado aligerada
Entonces puedo ya no pensar más en lo que sucedió antes y no preocuparme más de lo pasado.
Entonces podré verdaderamente mirar hacia delante de forma libre.
Entonces podré escuchar estas palabras lleno de alegre gratitud a Dios:
“Mira Yo hago ahora algo nuevo.
Ya surge, ¿no lo observas?”

Así y sólo así el pasado se abre a un futuro feliz,
en lugar de arruinarlo.

Amén
www.heribert-graab.de
www.vacarparacon-siderar.es