Carta Pastoral
del Obispo Norbert Trelle para el Segundo Domingo de Cuaresma de 2007:

“Vocación en tiempos de cambio”
¡Queridas hermanas y hermanos!
En la Lectura de hoy se hace referencia a Abraham, a su encuentro con Dios, que le  conduce a una experiencia increíblemente densa de la cercanía y de la permanente unión íntima – de una Alianza, que literalmente abarca a todo el mundo y hace saltar todas las medidas representables.
Pero además, Dios conduce a Abraham fuera – fuera de su vida de hasta ahora. Y esta vida era ya rica en experiencias. Pero una experiencia le era hasta ahora desconocida: el encuentro con Dios. De forma inesperada, no planificada y sin prevención Dios sale a su encuentro: “Sal de tu tierra y de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré” (Gen 12,1). Dios llama a Abraham. Y Abraham le acompaña. No sabe lo que le espera – no sabe donde está esta tierra. No conoce los problemas que saldrán a su encuentro. Pero parte.
Ciertamente esto lo denominamos vocación. Y todos nosotros somos llamados. Como cristianos vivimos de la conciencia de que el camino de Abraham de un modo que para cada uno tiene sus propios rasgos, es nuestro camino, porque también a nosotros los cristianos el Señor nos conduce fuera. Él quiere mostrarnos un nuevo camino. No lo conocemos, hace saltar nuestra imaginación.

Vocación –descubrir la huella de lo más íntimo
Pero ¿por qué Abraham se ha marchado sencillamente? ¿Era amante de la aventura, irresponsable o quería “sencillamente cambiar” su vida? Fue seguramente algo diferente. Y esto tiene que ver con la esencia de una vocación. Aunque descubrimos la Palabra de Dios en nosotros y el presentimiento de su envío para nosotros en un punto determinado de nuestra vida, después se le clarifica a cada uno en este momento: Lo que a mí Dios me muestra y me propone, a qué me desafía – esto estuvo siempre profundamente escondido en mí. Incluso se podría decir: Descubro mi identidad, mi interioridad más profunda, lo máximo de mí mismo, cuando Dios me muestra mi camino, cuando Él me llama. Y entonces es verdaderamente fácil de entender por qué Abraham sale. Con todas las dudas que pudieran estar en él, cree y percibe: Éste es mi camino, es mi felicidad, es mi plenitud – para esto he nacido y fui creado.

Vocación – para los demás
Pero este llamamiento no es sólo importante para Abraham – repercute en los demás. Tiene consecuencias que abarcan directamente al mundo. Abraham se pone de camino porque se le promete a él y a su familia una tierra – un nuevo espacio vital. Dios necesita a Abraham porque quiere escribir paso a paso una historia para la salvación de los seres humanos. Además llama de forma individual. Pero precisamente no se trata sólo de Abraham mismo, sino de muchas otras personas. La escucha de una llamada se convierte en acontecimiento histórico y también en una responsabilidad histórica: En la escucha de una llamada se trata de que también en el futuro los seres humanos experimenten la salvación, vivan de ella, se alegren y puedan respirar. Seguir la propia llamada no conduce sólo a mi felicidad, sino que es un servicio para la felicidad de los demás seres humanos.

Vocaciones en nuestro Obispado
Aquí se trata también hoy de nuestro Obispado. La Iglesia de Hildesheim cambia – esto lo observamos todos. En todas las discusiones sobre las reuniones parroquiales, necesidad de financiación y otras cuestiones estructurales es muy importante para mí, que también percibamos cómo cambia radicalmente el modo de vivir nuestra fe. Siempre se hace más claro que Dios nos conduce hacia fuera a nosotros, su pueblo, y nos desafía a ir a una tierra, que Él aún nos quiere mostrar. Nos damos cuenta de que esto no es fácil. Emigrar como Abraham, significa abandonar lo muy querido y confiar en una promesa, que yo mismo quizás no experimentaré.
Para mí en esta carta se trata del servicio al futuro de Dios con nosotros: Nuestra Iglesia de Hildesheim necesita personas como Abraham, que se dejen llamar y se encarguen del servicio para el futuro de la Iglesia. Seres humanos que dejen todo tras de sí a causa de la pasión por Dios y acepten la espectacular aventura para configurar el futuro de Dios con todas las fuerzas y energías, con fantasía y comprensión y con toda su creatividad.

Las vocaciones necesitan acompañamiento y animación
Esto concierne a cada uno de nosotros: ¿Conocemos el camino que Dios quiere andar con nosotros? ¿Oímos su voz? ¿Osamos aceptarla? ¿Nos dejamos encargar del servicio de Dios? Esto es sobre todo una pregunta sobre la vitalidad de nuestra relación con Dios –que es tanto más intensiva y personal cuanto más profundamente yo perciba su voz, su llamada, su envío y pueda seguir su misión.
Pero esto concierne también sobre todo a aquellos que podrían llegar a ser sacerdotes. Nuestra Iglesia de Hildesheim necesita sacerdotes. Hombres que se dejen captar por la pasión de Dios en el servicio de la Iglesia y que han descubierto por sí mismos que Dios quiere ser todo para ellos. Hombres que aceptan animosamente las provocaciones que se hoy se presentan en la Iglesia. El celibato sacerdotal, que, como el matrimonio cristiano, es puesto en cuestión por muchos lados, es un signo de que Dios y su Reino son verdaderamente más que todo lo que un ser humano puede soñar para su felicidad. En el testimonio vital de muchos sacerdotes y también en mi propia vida he podido experimentar esto continuamente.
Tengo la preocupación y la sospecha de que muchos cristianos no pueden ver esto así. Continuamente escucho de candidatos al sacerdocio que no se atreven ni en su familia ni entre sus amigos ni en su comunidad parroquial a hablar de su vocación. No experimentan ningún ánimo, sino escepticismo y a veces disuasión precipitada. Hombres jóvenes, que cargan con tales ideas, están a menudo muy solos. Esto no es correcto. Necesitamos otro clima en nuestras comunidades y parroquias – un clima, que fomente vocaciones y anime a las personas a andar el camino que Dios les muestra para su felicidad y plenitud; y para el futuro de la Iglesia y de la humanidad, pues cada uno juega un papel importante para los caminos de Dios en este mundo.

Vocaciones - ¿cuánto nos cuestan?
¿Podemos permitirnos hacer propaganda sobre la vocación sacerdotal? Así o de forma semejante me lo he preguntado con frecuencia en los últimos meses ante la necesidad de financiación de nuestro Obispado. Tal pensamiento pone todo del revés y confunde. Hay que tener presente de forma clara: Sí, nosotros podemos y tenemos que conseguir sacerdotes porque los necesitamos para ser Iglesia. Yo quisiera más bien formular esto al revés: ¡Ya no nos podemos permitir desde hace largo tiempo no percibir ni fomentar vocaciones sacerdotales!
Del mismo modo, por desgracia, la situación actual no permite fomentar tampoco otras importantes vocaciones eclesiales. Pero es para mí un gran deseo hacer propaganda de aquí en delante de la vocación al diaconado permanente y también lo más pronto posible contratar de nuevo jóvenes como referentes (mujeres y hombres) parroquiales y pastorales sin que ahora pueda decir cuando y cómo podremos financiar esto.

Las vocaciones necesitan nuestra oración y nuestra simpatía
¡Queridas hermanas y hermanos! Además en esta Cuaresma yo quisiera invitarles a estar atentos – atentos al camino de la promesa de Dios para cada uno de nosotros. Y atentos a aquellos de entre nosotros que son llamados a llegar a ser sacerdotes o a vivir totalmente para Dios de otra manera. Tenemos que fomentar esto. El seminario sacerdotal en Hildesheim debe ser un lugar en el que los jóvenes puedan experimentar confortación y acompañamiento. Nuestra alegría tiene que crecer, si personas que conocemos y amamos, encuentran su camino: Para la vida de una persona ¿no es lo más importante descubrir su vocación personal? ¿No podríamos aprender a compartir la alegría más profundamente cuando alguien entre nosotros descubra que su camino le conduce al sacerdocio?
Ante todo la oración por las vocaciones tiene que fortalecerse en nuestro Obispado. Esto corresponde a la misión de Jesús: Aún antes de Él envíe a sus discípulos, les pide que rueguen al Señor que envíe “obreros a su mies” (Lc 10,2). Nuestra oración por las vocaciones es eficaz cerca de Dios y nuestra oración ayudará a formar nuestra conciencia y a crear una atmósfera amable con las vocaciones en nuestras parroquias. Yo recuerdo en la buena tradición que el primer martes de mes estaba dedicado a la oración por las vocaciones espirituales. Recuerdo el taller de oración en el que muchas personas en nuestro Obispado oran regularmente por las vocaciones.

Desearía terminar esta Carta con una oración – una oración que, queridos hermanos y hermanas, les pudiera acompañar en esta Cuaresma y quizás también más allá:

Señor Jesucristo, Tú eres el Pastor de tu pueblo,
confiamos totalmente en tu conducción y compañía.
A través de Ti damos gracias al Padre en el Espíritu Santo
por el regalo de nuestra vocación:
En el Bautismo y la Confirmación, Tú nos fortaleces como hijos de Dios
para nuestras tareas en la Iglesia y en el mundo.
Permítenos conocer tu promesa para nuestra vida
y haznos capaces de promover a todos los creyentes en su vocación.
Ayuda especialmente a los jóvenes a escuchar tu llamada.
Sabemos que también nos contemplas a nosotros y a nuestro Obispado de Hildesheim con una mirada de infinito amor.
Señor, Tú conoces nuestra necesidad:
No tenemos suficientes sacerdotes en nuestras parroquias,
pero necesitamos el anuncio del Evangelio, para el que ellos son enviados,
la experiencia de Tu presencia en la Eucaristía en la Eucaristía, que ellos celebran,
tu roce curativo a través de los Sacramentos, que ellos administran,
tu cercanía que ayuda y consuela por medio de su servicio misericordioso.
Señor, por eso te rogamos de todo corazón:
¡Concédenos sacerdotes!
Llama a hombres al servicio sacerdotal,
que bajo la dirección de tu Espíritu
anuncien tu Palabra,
socorran a pobres y enfermos, a los vagabundos y a los que pasan necesidad,
conduzcan las comunidades y santifiquen al pueblo de Dios.
Permíteles oír tu llamada y conocer su vocación.
Señor, que todos los sacerdotes permanezcan fieles a su vocación.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santos Obispos Altfrid, Bernward und Godehard, rogad por nosotros. Amén.

Hildesheim, Festividad de la Cátedra de Pedro, 22 Febrero 2.007
+ Norbert Trelle
Obispo de Hildesheim


Peticiones de la Carta Pastoral
“Vocación en tiempos de cambio”

El Señor ha cerrado su Alianza con Abraham. Él le ha enviado fuera de su tierra, para mostrarle una tierra nueva. Oramos llenos de confianza:

Regala a tus creyentes en esta Cuaresma la disposición para escuchar tu voz, para que conozcan el camino por el que Te deben seguir en su vida. Señor, Dios nuestro: Te pedimos que nos escuches.

Pon en el corazón de muchos jóvenes el llamamiento al servicio sacerdotal en nuestro Obispado y permíteles ser signos e instrumentos de tu cercanía. Señor, Dios nuestro: Te pedimos que nos escuches.

Da a nuestras comunidades ojos abiertos para las vocaciones, que Tú despiertes, y fortalece la disposición a compartir con ellos por medio de la animación, la oración y el testimonio. Señor, Dios nuestro: Te pedimos que nos escuches.

Endereza a todas las personas que tienen preocupaciones o están agobiadas por la enfermedad u otra necesidad externa. Señor, Dios nuestro: Te pedimos que nos escuches.

Conduce a nuestros muertos al país de la Luz y de la Paz, cuya belleza y fuerza pudieron contemplar como signo los Apóstoles en la Transfiguración de tu Hijo. Señor, Dios nuestro: Te pedimos que nos escuches.

Señor, Dios nuestro, confiamos en que guíes a tu Iglesia, también en tiempo difícil. Te damos gracias y Te alabamos, ahora y todos los días hasta la Eternidad. Amén.