Homilía para el Domingo Cuarto de Adviento del ciclo litúrgico C
23 Diciembre 2018
Evangelio: Lc 1,39-45
Tema: Encuentro
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
Del encuentro de estas dos mujeres podemos aprender
algo sobre la esencia de nuestra fe:
En la fe en Dios judeo-cristiana, desde el principio de trata de un encuentro.
Ya Moisés confiesa ante el faraón:
“Yahwe, nuestro Dios, nos ha encontrado” (Ex 3,18)
El encuentro personal con Dios
y la invocación de Su Nombre
hacen las veces del culto y las imágenes de los dioses.

Silencio

El carácter de este encuentro personal de nuestra fe
se resalta completamente en el Nuevo Testamento:
El encuentro con Dios se alcanza en el encuentro con Jesús, en el que Dios mismo se ha hecho ser humano.
“Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre.” (Jn 14,9)

Por medio de la Encarnación de Dios los encuentros con “otros”, los encuentros con los “prójimos” se convierten  en encuentros con Dios:
“Lo que hicierais a uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí me lo habéis hecho.” (Mt 25,40)
y, “donde dos o tres se reúnen en mi Nombre,
Yo estoy en medio de ellos.” (Mt 12,20)

El encuentro interpersonal y el encuentro con Dios
están asociados muy estrechamente-
así también sucedió en el encuentro entre María e Isabel,
en el que se acercan la una a la otra totalmente.

A primera vista estos encuentros – como en el vino aromático caliente –no parecen tener nada que ver con el encuentro con Dios navideño.
Y, sin embargo, yo me pregunto:
si en este encuentro alegre y relajado
no se realiza después una nostalgia totalmente profunda.
¿No podría ser que esta nostalgia tuviera su origen en Dios, que es encuentro en Sí mismo y a cuya imagen y semejanza hemos sido creados?

Silencio

Me parece que también la nostalgia de muchas personas de relaciones y encuentros gratos en nuestras familias – precisamente en la fiesta de Navidad– remiten finalmente a que somos creados a imagen y semejanza de Dios.

Para terminar una historia, en la que un niño, precisamente en Navidad no desea otra cosa que mucho tiempo para reuniones familiares, para juegos en común y diálogo, para encuentro por tanto:

El regalo que no se puede comprar

El niño estaba todo el día solo y tenía a decir verdad de todo: ¡una habitación infantil bien equipada, una innumerable cantidad de juguetes, un abundante dinero de bolsillo!
Y también había un coche nuevo, casa propia y vacaciones caras…¿Qué hablaban unos con otros?
Ralf quería a veces preguntar algo,
pero ¡después de muchos vanos intentos lo había dejado!
Le decían “no tengo tiempo, más tarde niño, más tarde”.

En un breve respiro se sentaron en el cuarto de estar.
“¿Qué compramos al niño para Navidad?”
Él preguntó y ella opinó: “Naturalmente juguetes”.
Pero después llegaron a la conclusión de que tenía de todo y que él mismo debía elegir algo.
Aunque querían darle dinero, le preguntaron:
“¿Qué deseas para Navidad?”.

Estuvo con ellos en una gran tienda de juguetes,
Apenas miró a su alrededor y se encogió de hombros.
Pero después dijo algo: “El viejo hombre del campo, donde siempre voy
cuando vosotros no estáis aquí, a veces corta madera,
yo puedo amontonar los leños.
Cuando después nos sentamos a la mesa, nos contamos muchas cosas.
Mañana puedo ayudarle y construimos un pesebre.
Yo creo que él se alegraría con una nueva pipa de tabaco.
Yo le regalaré una, porque él siempre tiene tiempo para mí.”

Ralf se había excitado bastante y hablado con rapidez,
porque con ellos todo tenía que transcurrir rápidamente.
Él vio que sus padres estaban totalmente perplejos ante su hijo.
No quería nada para él, sino que quería dar una alegría al hombre viejo, porque tenía tiempo para él.

“Con los leños de madera puedo construir torres,
ellos dos me miran,
a veces desearía que vosotros lo hicierais también.”
Y en medio de la claridad y de la profusión de juguetes de la tienda, de repente se dan cuenta de que tienen que regalar a su hijo algo que no se puede comprar, es decir, tiempo. Sencillamente tiempo.

Silencio

Deseo que la Navidad para ustedes se convierta en una fiesta de encuentro:
•    en una fiesta de encuentro con personas queridas,
•    en una fiesta de encuentro también con personas, con las que el contacto está roto,
•    y en todo esto en una fiesta de encuentro con el Dios encarnado.

Los pocos días de Adviento que aún están ante nosotros y el encuentro entre María e Isabel les pueden preparar para ello.

Amén.
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