Homilía para el Segundo Domingo Adviento (B)
7 Diciembre 2014

Esta homilía ya fue pronunciada el sábado 6 de Diciembre por la tarde en la Misa Vespertina para el domingo con ocasión de la Fiesta Federal de la Nueva Alemania, la fiesta de la ‘Concepción inmaculada de María’ del 8 de Diciembre. En parte en versión algo cambiada y más abreviada en la Misa nocturna más tarde del sábado noche. Por ello, esta homilía une pensamientos para el día de San Nicolás, para el Segundo Domingo de Adviento y para la fiesta de María.
Primera Lectura: Leyenda de San Nicolás referente a la salvación de un naufrago.
Segunda Lectura del Domingo: Is 40,1-5.9-11
(Tercera Lectura del Domingo: 2Pe 3,8-14)
Evangelio del 8 de Diciembre: Lc 1,26-38
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
Hace algo más de dos meses pude visitar en Atenas el museo bizantino-cristiano.
Me quedé sorprendido en este museo, que sobre todo
contiene antiguas obras de arte bizantino,
pero de repente me encontré con una Exposición muy actual:
Estaba levantado sobre unos tacos un barco pesquero desvencijado y desechado.
Yo vi barcos pesqueros así en pequeños puertos de las islas griegas.
Con frecuencia llevaban en la proa el nombre de San Nicolás.

Un tablón de anuncios del museo aclaraba:
ésta es una de las muchas cáscaras de nueces
que llegan por mar con innumerables refugiados
y con demasiada frecuencia también hallan la muerte.
En conmemoración de todas las personas ahogadas en la huída, este pequeño bote fue totalmente recubierto con más de diez mil tablitas votivas por una artista griega.
En cada tablita pequeña de metal aparece el nombre y la fecha de la muerte.

Nicolás hubiera tenido que encontrar a todas estas personas, para las que el Mar Mediterráneo se convirtió en cementerio, para conducir su (de ellas) pequeño y desvencijado bote a un puerto seguro.
Pero también a todos los demás que,
en campamentos de refugiados del Líbano, Turquía, Irak o Jordania, esperan a Nicolás para que a ellos, como cuentan otras leyendas, les ponga delante de la tienda de forma secreta sacos con pan, con vestidos o también con juguetes.

Las leyendas transmitidas de San Nicolás,
sin embargo, parecen contar maravillosos sueños,
sueños de las personas en gran necesidad,
sueños de personas de todas las épocas.

También la Lectura de Isaías de este domingo
suena como un sueño de lejanos tiempos pasados.
Y, sin embargo, en esta visión de Isaías se refleja una experiencia que hasta hoy permanece viva de la liberación de Israel del exilio de Babilonia.
Se refleja en ella la mirada creyente sobre una historia real, en la que los seres humanos de Dios reconocen la historia de salvación:
la poderosa ayuda de Dios y Su actuar liberador.

“¡Allanad un camino a través del desierto para el Señor!”
Porque Él quiere –delante de Su pueblo– conducirle a Jerusalem, a Su ciudad y allí ‘se manifestará Su gloria, todos los mortales la verán.”
Algo maravilloso sucede en el camino:
Los valles se elevan, las montañas y las colinas se allanan.
Toda la naturaleza toma parte en la acción liberadora de Dios.
El sueño de las generaciones se hace realidad:
“Ved que Dios, el Señor, viene con poder;”
y como un pastor acompaña a su rebaño,
Él acompaña a los expulsados.
¡Escuchad el mensaje de la alegría,
y preparaos para un júbilo sin límites!

Esta Lectura sólo en apariencia dirige nuestra mirada hacia atrás, hacia los lejanos tiempos bíblicos.
Más bien este mensaje de Isaías atestigua:
El Señor responde de Sus promesas y las cumple,
entonces y también hoy y en cualquier tiempo futuro.
Esperamos –y así se expresa en la segunda Lectura del Domingo- de acuerdo con la promesa de Dios
“un nuevo cielo y una nueva tierra, en la que habite la justicia.” (2 Pe 3,13)

Adviento –no significa sólo ‘esperar’, sino mirar llenos de confianza hacia delante:
El futuro de Dios ya ha despuntado-
cuando Dios liberó a Su pueblo y lo condujo a Jerusalem, a Su ciudad.
Ciertamente de la ciudad de Dios ya aquí en la tierra habló Jesús cuando Él continuamente anunciaba el ‘Reino de Dios’ venidero.
¡Y en el actuar de Jesús que libera, perdona y cura despunta tanto más el Reino de Dios en nuestra época!

Ahora ¿os llama la atención que ya se trate del Reino de Dios en el mensaje del ángel;
en el mensaje del ángel a María, la llena de gracia y que dará a luz un Hijo al que llamará “Hijo del Altísimo?”
De Él dice el ángel:
“Dios, el Señor, Le dará el trono de David Su Padre.
Él reinará sobre la casa de Jacob en la eternidad y
Su gloria no tendrá fin.”
¡Esto es más que una promesa!
¡Esto es un futuro anticipado!
Se trata del futuro según la intención de Dios.
Se trata del futuro de Dios, que también es nuestro futuro – regalo de Dios para nosotros.

Totalmente de acuerdo con la elección de las palabras del ángel,
habla la ‘Plataforma’ de KSJ del ‘poder de Dios’:
“Esta soberanía de Dios prometida como salvación definitiva está inicialmente ya en todas partes,
donde los seres humanos abogan por la paz, la libertad, la justicia, la dicha, la seguridad y la reconciliación.

‘La soberanía de Dios’ prometida y regalada por Dios y, sin embargo, al mismo tiempo, encargada a nuestra colaboración.
¡Dios actúa en este mundo con y mediante los seres humanos!
Éste es uno de los mensajes centrales del Evangelio de la Anunciación del Nacimiento de Jesús.
Bajo esta consideración es decisivo el ‘SÍ’ de María.
En la decisión de tomar el 8 de Diciembre como Fiesta Federal pueden haber jugado un papel motivos diferentes.
Cuando nosotros hoy celebramos la Fiesta Federal
tiene que jugar un papel central este ‘Sí’ como colaboración con el Reino de Dios.

La Encarnación de Dios no está en absoluto cerrada.
Dios también quiere hacerse ser humano en cada uno de nosotros y con cada uno de nosotros “crear un nuevo cielo y una nueva tierra, en la que habite la justicia.”

Amén.
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