Homilía para las fiestas de la
Epifanía y del Bautismo del Señor
7 Enero 2.007

Evangelios: Mt 2,1-12 y Lc 3,15-16.21-22
Al mismo tiempo: despedida del P. The Ngoc Nguyen S.J. como capellán en St. Michael.
Los Evangelios de estos días navideños señalan siempre de nuevo y no cansan
la manifestación de la gloria de Dios en este mundo. anunciándola en relatos e imágenes permanentemente nuevos.

Esto comienza con el coro jubiloso de los ángeles en los campos de pastores de Bethlehem.
Después siguen los Magos de Oriente que,
por medio de una grandiosa estrella, son conducidos a Bethlehem y llegan para rendir homenaje al Rey recién nacido.
Finalmente incluso se abre el cielo en el Bautismo de Jesús sobre este Jesús de Nazareth,
el Espíritu Santo desciende sobre Él
y se oye una voz desde el cielo, que dice:
“Tú eres mi Hijo amado,
en Ti están mis complacencias.”

¡Manifestación de la gloria de Dios en medio de nosotros –
en este ser humano Jesús de Nazareth!

A primera vista parece que se trata de un acontecimiento local insignificante:
Simples pastores de ovejas hablan de una Luz desacostumbrada y de ángeles.
Pero después los “Magos” se dirigen desde lejos a la búsqueda de este Niño que ha nacido en un establo en este pueblucho de Bethlehem.
Naturalmente es un relato teológico
con un mensaje –textualmente (¡!)- de transcendencia mundial.
Estos “Magos” representan en la Tradición
no por casualidad los tres continentes conocidos entonces, África, Asia y Europa-
por consiguiente, comprende a todo el mundo y a toda la humanidad.
Se convierten incluso en Reyes de pueblos de este mundo.

Con esto no es suficiente:
¡Representan además todas las edades de la humanidad, todas las generaciones!
Lo que ha sucedido en Bethlehem
se revela como un acontecimiento de carácter internacional, como un acontecimiento que, en su significado, desborda todas las fronteras del espacio y del tiempo.
Como un acontecimiento que supera las fronteras, finalmente confirmado incluso por el “Cielo”,
por consiguiente por Dios.
Y otra vez el Evangelio muestra un ulterior desbordamiento de fronteras:
Explícitamente son escogidos todos los estamentos del pueblo, que peregrinan hacia Juan que está en el Jordán y así se convierten en testigos del mensaje.

Todos estos desbordamientos de fronteras se reflejan en las imágenes y figuras de nuestro pesebre.
Sin embargo, lo más importante es que
se reflejan en la realidad de la Iglesia de Jesucristo.
En cada ángulo de esta tierra se extiende el mensaje de Navidad.
Por todas partes en el mundo confiesan seres humanos su fe en Jesucristo
y hallan en esta fe el sentido de su vida
y en suma el sentido de la Creación.

Quizás a diferencia de más de una parroquia rural,
también en St. Michael se reflejan todos estos desbordamientos de fronteras:
Personas de todas las edades, personas de muy diferente origen, personas de todas las partes del mundo confiesan aquí su fe y celebran juntas la Misa – precisamente en Navidad.
También nuestra todavía reciente cooperación
con una parroquia en Burkina Faso es expresión
de tal desbordamiento de fronteras cristiano.

Visto así, cuadra con la Comunidad de Jesuitas de aquí:
Gentes jóvenes y mayores de mi condición,
siempre de nuevo invitados y otros que hacen prácticas de todo el mundo,
actualmente incluso un superior de Baviera.
Sobre todo los mayores de entre nosotros recordamos aún al P. Muschalek,
que ha pasado gran parte de su vida como jesuita en Zimbaue.
Cuatro años estuvo el P. Neyer entre nosotros como capellán, después de haber actuado en Japón durante diez años.
Y hoy despedimos al P. The, que llegó a nosotros de Vietnam y ha compartido durante tres años la vida y la fe en St. Michael.

Para muchos de nosotros se convirtió en este tiempo no sólo en pastor de almas, sino también en amigo.
Y yo estoy seguro de que él mismo recordará Göttingen no sólo con gusto.
Él, por su parte, también se llevará de aquí estímulos para su fe, cuando regrese de nuevo a su patria,
para dar allí sobre todo Ejercicios.
Y de nuevo se trata de aquella superación de fronteras de la fe, cuando, acto seguido vaya a París para un estudio estructural teológico.

Además de estudiar en París viene también nuestro nuevo capellán, que, desgraciadamente, no se ordenará hasta Septiembre -
superación de fronteras y expresión vital de una Iglesia, que anuncia y vive alrededor del globo el mensaje de Navidad que atraviesa fronteras y
en Göttingen no en último lugar.

Yo mismo estoy agradecido no sólo de poder anunciar el alegre mensaje de la manifestación universal de la Gloria de Dios,
sino de experimentar de nuevo aquí, in situ,
cuán vivo está hasta en el día actual y lo estará también en el futuro.

Yo quisiera terminar así, con un agradecimiento totalmente cordial,
con un Dios te recompense y con deseos de bendición para ti, querido The.
Te deseo que el Dios Encarnado quiera acompañar todos tus caminos.
Y a todos nosotros nos deseo de corazón una fe abierta de par en par y portadora de alegría, que esté marcada por los Evangelios de estos días navideños.

Amén.