Tres Impulsos sobre los textos de la Escritura
en lugar de una homilía para el Domingo Vigésimo Primero del ciclo litúrgico C
21 Agosto 2022
Lectura: Is 66,18-21
Evangelio: Lc 13,22-30
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
1. La expresión de la puerta estrecha suena hasta hoy de forma provocativa:
Ya no encaja desde entonces la imagen de un Dios prepotente con la de un Dios misericordioso.
Sin embargo, aquí Jesús nos confronta con la imagen de un Dios justo,
que precisamente reproduce un aspecto esencial
de la realidad de Dios, como la imagen del Dios misericordioso
En nuestras experiencias demasiado humanas
reunimos ambos aspectos muy difícilmente.
Sólo podemos superar esta dificultad
contemplando a Jesús, en el que el propio Dios
se ha convertido en ser humano:
Su vida y Su mensaje nos señala que
Justicia y Misericordia no se excluyen de ningún modo;
¡en el propio Jesús, imagen del Dios viviente,
Justicia y Misericordia divinas forman
una armónica unidad!

Jesús dice de sí mismo
“Yo soy la puerta;
quien entre por esta puerta, se  salvará...” (Jn 10,9)
Él es la “puerta estrecha” de la justicia: ¡ÉL hace justicia!
Al mismo tiempo Él en toda Su vida y en todos
Sus encuentros tiene muy abierta la puerta de la misericordia.

Silencio

2. “Algunos de los últimos serán los primeros
y algunos de los primeros, los últimos.”
De este modo Jesús da al tras con la jerarquía.
habitual.
Naturalmente esto vale para cuestionar toda una jerarquía y sobre todo para la Iglesia.
Ya los discípulos de Jesús habían hablado entre ellos de quien de ellos sería “el más importante”.
Según el Evangelio de Marcos, Jesús los instruyó así:
“Quien quiera ser el primero, debe ser el último de todos y el servidor de todos.” (Mc 9,35)
No pocos de los que se consideraban los primeros
le objetarán a Él sorprendidos ante las puertas cerradas:
“Nosotros hemos comido y bebido contigo:
Pero Él les replicará: Yo os digo que no sé de dónde sois.”

Silencio

3. En este contexto se halla también la frase de Jesús:
“Llegarán del Este y del Oeste y del Norte y del Sur para sentarse a la mesa en el Reino de Dios.”
Y según el sentido:
“Pero vosotros, los que queréis sentaros muy arriba en el Reino de Dios quizás seréis incluso excluidos.”
En el mismo sentido habla Dios por medio de Isaías a aquellos que llevan la voz cantante en Su Pueblo Israel y excluyen a otros pueblos, naciones y culturas.
“Yo conozco los hechos y los pensamientos de todas las naciones y lenguas y vengo para reunirlos;
y ellos vendrán y verán mi gloria…
“¡Yo haré de algunos de ellos (incluso) sacerdotes levíticos!”
Pienso actualmente, por ejemplo, en los niños del pueblo aborigen de Canadá, a los que se debía inculcar violentamente, por medio de inmigrantes europeos y también de la Iglesia, la cultura europea.
En suma, pienso en la desgraciada alianza de la colonización y del anuncio de la fe eclesial.
Y pienso en la negativa eclesial de ordenar a las mujeres.

En el sentido del Evangelio, pone la nueva canción eclesial “¡traza el círculo no demasiado pequeño!”
un acento contrario frente a todas estas exclusiones y confinamientos, canción que cantaremos al final de esta Misa vespertina.


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