Homilía para el Domingo Décimo Tercero
del ciclo litúrgico (C)

26 Junio 2022
Lectura: Gal 5, 1.13-18
Evangelio: Lc 9,51-62
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
Con algunos recursos de la homilía del año 2007
Naturalmente se ofrece como tema para hacer una homilía la vocación de Elías y
las diferentes vocaciones del Evangelio
y sobre todo para reflexionar sobre
lo que significa la vocación en el seguimiento
de Jesús hoy.

Pero yo quisiera hoy dirigir la mirada de ustedes
 la primera parte del Evangelio, que yo considero siempre de rabiosa actualidad:

Jesús hace el camino hacia Jerusalem
y tiene que pasar por la región de los samaritanos.
Los samaritanos se habían escindido del judaísmo oficial.
A menudo hubo abusos hostiles por ambas partes.
La inmemorial enemistad se encendía continuamente de nuevo.

En Samaria el centro religioso era el monte Garizim
Pero Jesús iba con Sus acompañantes camino de Jerusalem, centro de peregrinación de los judíos.
Los samaritanos los descubrieron pronto
y Le denegaron la hospitalidad.

Los “hijos del trueno” Santiago y Juan
se pasaron de la raya.
Reaccionaron espontáneamente y totalmente en la línea de la antigua enemistad:
“Señor, ¿podemos pedir que el fuego del cielo caiga y los aniquile?”
Para ser exactos detrás de esta pregunta se halla
el ideario terrorista.
Además en esta pregunta se expresa una escalada:
la hospitalidad denegada provoca como mínimo
pensamientos de violencia.

Este patrón básico se reproduce permanentemente
en la historia de las religiones y también
en la historia del Cristianismo.
Cuando, por ejemplo, se contemplan sólo las diatribas y las malintencionadas caricaturas,
uno se pregunta:
¿Cómo puede crecer algo tan horrible en el suelo
del Evangelio?
No es ningún milagro que un pensamiento tan malicioso condujese finalmente a la violencia de los asesinatos de la guerra de los treinta años
y que absolutamente independiente del hecho,
que entonces naturalmente se cocinasen también sopitas políticas

Sobre todo los cristianos son las víctimas de esta situación:
Alrededor del globo el número de mártires cristianos es más elevado que el de cualquier otra religión o también minoría política.
En algunos países, en los que la historia del Cristianismo remonta casi a dos mil años,
los cristianos en la actualidad son expulsados casi
totalmente.

Naturalmente esta situación afecta a la convivencia de cristianos y musulmanes también aquí entre nosotros.
A pesar de serios esfuerzos el diálogo sigue siendo difícil.
Pero de todos modos:
¡Hay diálogo!
Y ¡el Papa Francisco ha contribuido mucho!

Con este fondo contemplemos otra vez el Evangelio del día de hoy y el mensaje de Jesucristo:

Los “hijos del trueno” con sus ideas luchadoras
cosechaban una brusca repulsa de Jesús..
“Pero volviéndose los reprendía” hemos escuchado.
Algunos textos añaden al final del versículo:
“Y Él dijo: No sabéis el espíritu que os habla.
El Hijo del Hombre no ha venido
para aniquilar a los seres humanos, sino para salvarlos.”

En todo caso, Jesús se va con Sus discípulos a otra aldea.
Sólo con esta actuación confiesa básicamente su tolerancia.

Pero Jesús prosigue:
Y en Su relato del Samaritano Misericordioso
elige incluso a uno de estos “incrédulos” como ejemplo del amor al prójimo vivido
para incomprensión de algunos de Sus discípulos
y para espanto de los escribas y fariseos.

El deseo de Jesús es ganar a los seres humanos para una convivencia en tolerancia,
En primer lugar a Sus hermanas y hermanos judíos, pero también a todos los demás.
En todo fuego, en el que brilla su hablar y su actuar
la intolerancia, el fanatismo o incluso la violencia nunca son asunto Suyo.
Lo contrario es más bien Su programa,
incluso en situaciones en las que Él mismo padece
la injusticia, incluso hasta en Su propia muerte en cruz.
En el sentido de Jesús también aquel que se incorpora a Su causa con toda pasión tiene que permanecer abierto, propicio al diálogo y generoso.

Desgraciadamente han pasado siglos
hasta que nosotros nos hemos despedido de la enemistad confesional en Europa
y ahora es a veces penoso y sobre todo lento el camino del diálogo ecuménico.
No tienen que pasar otra vez siglos
hasta que construyamos en la mutua relación de las religiones,
un diálogo interreligioso serio, a pesar de todas las dificultades y hostilidades.

Desde esta consideración merece la pena mirar al Papa Francisco:
En la época del populismo floreciente,
en que se han construido muros y se ha sembrado odio, en que por motivos religiosos se persigue
y se oprime,
la visita del Papa a Abu Dhabi, por ejemplo, actuó como una tesis contraria.
Francisco anda con muchos pequeños y a veces también  grandes pasos este camino del paciente diálogo.

Amén
www.heribert-graab.de
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