Homilía para la Fiesta de acción de gracias por la cosecha.
Domingo Vigésimo Séptimo del ciclo litúrgico C
2 Octubre 2016
Lectura: Dt 26,1-11
Evangelio: Lc 12,15-21
Autor: P. Heribert Graab S.J.
¿Saben ustedes qué es la “separación del ganado”?
Hace algunos años pude experimentar en Allgäu
lo que significa esta palabra:
En Allgäu se denomina así la bajada del ganado de los pastos alpinos en otoño,
porque entonces las reses, que pasaron juntas
el verano en los Alpes ,
son separadas unas de otras y regresan a sus respectivos establos.

La bajada del ganado de los pastos alpinos y
la separación del ganado son motivo de una gran fiesta para aquella aldea.
Y en esta fiesta se anticipa la gratitud por la cosecha:
Como gratitud por un buen verano
y, sobre todo, como gratitud porque no ocurrió ninguna desgracia ni se perdió ninguna cabeza
de ganado,
todos los animales son adornados con mucha imaginación para este fiesta de la bajada del ganado.
Sobre todo la vaca más hermosa es adornada con una lujosa corona de flores.
Así, aunque de forma diferente, estas coronas también tienen en la parte superior una cruz:
reconocimiento agradecido de la sabiduría creyente popular:
“Todo está puesto ante la bendición de Dios” – todo y sobre todo:
El beneficio de todo un verano de trabajo,
así como la salud del ser humano y del animal.
De este modo termina el tiempo de la bajada del ganado de los pastos con una gran fiesta en toda la región.
Y esta fiesta comienza con una Misa en la montaña marcada por la gratitud.

Ciertamente en todo esto se halla también mucho folklore.
Y naturalmente estas fiestas atraen gran multitud de turistas.
Pero ¿es malo esto?
¿No podría ser más bien
que más de uno de los visitantes del Norte de Alemania detectara el contraste de esta imagen
con la de una explotación masiva de animales,
como se practica en algunas partes de la Baja Sajonia?

Quizás más de uno de los visitantes también se quede pensativo y se le haga consciente:
•    lo mucho que la explotación masiva de animales está determinada en último caso por puntos de vista económicos y materiales;
•    lo mucho que nosotros mismos somos responsables de este desarrollo a causa de nuestra entrega al ídolo del consumo.
Y con esto estamos justamente en el centro del Evangelio de este domingo de la acción de gracias por la cosecha:
Se trata de un gran propietario rico,
su cosecha es inmensamente grande,
tanto que sus graneros ya no son suficientes.
Por eso se decide a construir almacenes de mayor tamaño.

Esta es una decisión totalmente razonable y adecuada. Ninguno de nosotros criticaría esta decisión.
Y ¡tampoco Jesús la critica!
Sin embargo, en este relato de Jesús, Dios juzga al rico hacendado y le dice: “¡Loco!” ¿Por qué?

Se trata evidentemente de una actitud interior:

    El agricultor no piensa en ningún momento que esta rica cosecha no sólo es el resultado de Su Creación, sino que sobre todo es un regalo, un don de Dios. Le falta lo que los agricultores de Allgäu cuidan aún en sus tradiciones: la gratitud.

    Lo que le preocupa al hombre del relato de Jesús es el bienestar, el querer tener, la seguridad personal. ¡Como si esto lo fuera todo! ¡Como si con esto se pudiera poner el fundamento de una vida feliz y llena de sentido! Si Jesús hubiera conocido ya el vocabulario moderno lo habría denominado un materialista práctico.

    El relato de Jesús tiende también muy conscientemente a expresar que este hombre sólo piensa en sí mismo y en su ganancia. No tiene ningún pensamiento de responsabilidad para otros, ninguna palabra de atención para los pobres, ninguna idea de compartir. No es por casualidad que entre nosotros el domingo de acción de gracias por la cosecha es al mismo tiempo el domingo de Caritas y cuya colecta se destina a los necesitados de nuestro alrededor. Si esta colecta de hoy tiene algo que ver con “compartir”, podrían ustedes mismos reflexionar y valorarlo.

El Evangelio llama un ‘loco’ a aquel hombre, del que habla hoy, por tanto un “necio”, que está muy lejos de aquella sabiduría, que tiene su fundamento en Dios y también que sólo ella da sentido a nuestra vida.

Un gran periódico alemán hablaba hace algún tiempo de la “total ocupación de la conciencia de nuestra sociedad en cálculos económicos”.
Por tanto, en el mismo sentido del Evangelio de hoy:
¡una sociedad necia, una sociedad chiflada, atea e incluso inhumana!

Pocas líneas después del pasaje del Evangelio,
que acabamos de escuchar,
dice Jesús:
“De todo esto” (lo que para vosotros y los seres humanos de esta época es importante) “tratan los paganos en el mundo…
Pero vosotros tenéis que tratar del Reino de Dios;
después añadiréis todo lo demás.”

Esta confianza agradecida, que es posible para nosotros como cristianos,
la celebramos en esta Eucaristía.
Por tanto, decimos de todo corazón gracias
y pedimos que esta confianza cada vez más llene toda nuestra vida y sobre todo nuestra cotidianeidad.

Amén.
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