Homilía para el Sexto Domingo del ciclo litúrgico (B)
15 Febrero 2015
Lectura: Lev 13, 1-2.43-46
Evangelio: Mc 1,40-45
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
Respetadas hermanas, gente querida,
vosotros sabéis que hoy es domingo de Carnaval.
Los payasos tienen bíblicamente ya una grande y verdadera tradición.
Porque verdaderamente el payaso es sabio.
Esto ya queda claro en el libro de la Sabiduría.
Un payaso desenmascara la mera apariencia.
obsequia el vino puro de la verdad.
También los profetas eran payasos
y no corrían delante de los carros de los poderosos.

El rey de los payasos es nuestro Señor y Maestro Jesucristo.
Él osó como los payasos en la corte de los príncipes,
cepillar el pellejo perteneciente al poder.
Él no bailó según silbaba la gente;
Él estaba captado por el amor de Dios.

Por tanto, Él llegó a este núcleo de la lepra total.
La gente llena de repugnancia y de miedo hacía sitio.
Pero para Jesús estaba claro desde el principio:
así, sin amor se trata sólo a un bárbaro.
El enfermo se arrodilla delante de Jesús
con toda su esperanza puesta en Él.
Y ahora, oh espanto, Jesús se acerca mucho.
Lleno de amor y compasión Él le miró.
Y más aún: Él le toca verdaderamente.
El gentío retrocede continuamente escandalizado:
¡Qué hace aquí, esto es demasiado!
Pero sucede lo contrario:
¡De repente el enfermo queda limpio!
Y vosotros pensáis: esto sólo puede ser un cuento.

Ciertamente la lepra ha desaparecido,
pero el problema no está en absoluto vencido.
Hoy el ébola produce el mismo espanto.
Pero esta enfermedad parece que está muy lejos.

Pero ¿qué pasa con el sida?
¡Ciertamente aquí también entra en juego la moral!
¿Moral? – Sin embargo sobre esto nos gusta callar.
Y la empujamos sencillamente al pasado.

¡Moral – reflexionad muy silenciosamente!
¿No se trata también de la voz asilo?
Aquí llegan musulmanes, curdos, extranjeros.
A éstos muchos de nosotros los pondríamos contra la pared, cuando verdaderamente están invadidos por la lepra.
Así del Señor sólo conseguimos desagrado.
Los extranjeros tienen Su rostro:
Él es tu hermano  - ¡No lo olvides!

Quién es extranjero se queda sencillamente apartado.
Porque esto siempre fue así, ya la Biblia replica:
Sólo de forma excepcional y muy raramente
podéis aislar a las personas.
Si no perderían todo contacto.
La comunidad es un bien santo y el aislamiento
quita el ánimo existencial.
Sólo cuando el bien común se halla en peligro,
alguien es apartado por un plazo determinado.
A esto no tienen derecho todos,
sino solamente un representante oficial,
que se fija estrictamente en la voluntad de Dios
y tiene en cuenta la dignidad humana.
El propio Jesús se atiene a estas leyes de derecho estatal.

Por el contrario, murallas alrededor de Europa,
no tienen nada que ver con los derechos humanos.
Así destrozan los políticos a los seres humanos.

Ahora el deber del payaso es manteneros el espejo delante del rostro.
Yo pienso que todos nosotros excluimos:
A nuestro alrededor y también en casa.
En más de una familia es la tía o el tío y también otros parientes, a los que se evita todo lo posible;
los tenemos por insoportables.
Esto sucede en las mejores familias,
esto también sucede en las órdenes religiosas a pesar del piadoso decoro.
Tanto más en el querido vecindario, con frecuencia falto de comunicación.
Yo manifiesto con esto el consejo del payaso:
¡Anda sencillamente y sencillamente dirígete a los demás!

El carnaval proporciona un cheque en blanco, sencillamente bajo el lema: “cada uno es cada uno”
Soportable o insoportable, la reconciliación en todo caso es posible.
Rico o pobre, porque Dios es misericordioso, ¡comparte con los demás!
Esto tiene encanto.
¡Sencillamente sed un poco generosos!

Dios os regala mucha alegría de corazón.
“¡Alegraos en todo tiempo! ¡Alegraos en el Señor!”
Como payaso yo digo ahora un carnavalesco y alegre
Amén en el nombre del Señor.