Homilía-Impulso para el Domingo Undécimo
del Ciclo (A)
18 Junio 2023

Evangelio: Mt 9,36-10,8
Autor: P. Heribert Graab, S.J.

Esta Homilía-Impulso recibe ideas de mi Homilía del año 2002.
“En aquel tiempo, Jesús vio a muchas personas y tuvo compasión de ellas
porque estaban cansadas y extenuadas,
como ovejas sin pastor.”

En nuestros días, si Jesús viese a muchas personas,
estaría de nuevo lleno de compasión,
pues también hoy hay muchas personas cansadas y agobiadas y a menudo bajo el dominio de una múltiple presión de rendimiento,
sin fundamentos religiosos y desorientados,
en una sociedad pluralista y en un mundo globalizado,
en parte harto de consumo y
en parte en la periferia de una sociedad empobrecida y de exclusión,
personas expuestas a una violencia múltiple e incluso a la marginación.

Silencio

También hoy diría Jesús ciertamente:
“la cosecha es grande, pero hay pocos trabajadores.”
Y, sin embargo, entre entonces y hoy
hay una tremenda diferencia:

Entonces Jesús tenía sólo doce discípulos.
Pero estaban llenos de una fabulosa atmósfera inicial.
Jesús les había dicho:
“Yo he venido a arrojar fuego sobre la tierra.
Me alegraría de que ya estuviese ardiendo.”
(Lc 12,49)
El microscópico número de los discípulos de Jesús
se dejó inflamar por este fuego y
se contagió con él bajo la impresión de la experiencia pascual, que entonces era conocida
en todo el mundo.
Y continuamente se encontraron personas,
que mantuvieron este fuego a través de los siglos.

Silencio

Hoy tiene Jesús –en todo caso sobre el papel-
sólo en Colonia aproximadamente 572.000 jóvenes.
Pero están en gran parte “cansados y agobiados”,
agotados, decepcionados y frustrados,
no convencidos verdaderamente del Evangelio de Jesucristo.
Más de uno de ellos probablemente le diría a Jesús,
lo que ya Él dijo entonces a algunos:
“También queréis iros vosotros?” (Jn 6,67)
Por los doce respondió Pedro:
“Señor ¿a quién iremos?
Sólo Tú tienes palabras de vida eterna (Jn 6,68)

Silencio

Pero incluso aquellos que hacen suyas hoy las palabras de Pedro,
ven con frecuencia la situación del Evangelio de Jesucristo en este mundo con ojos sin brillo,
en lugar de con ojos resplandecientes.

Wilhelm Willms ha dicho que
depende de los ojos con los que se mire
a los seres humanos, al mundo y a la Iglesia de Jesucristo:
Y él opina – y a eso les quisiera alentar a ustedes-
que se debiera contemplar la realidad con buenos ojos, con ojos resplandecientes, con ojos optimistas y llenos de esperanza,
En el fondo se trata de una antigua sabiduría popular, según la cual lo que contiene un vaso puede mirarse de forma diferente.
“¡Oh, está ya medio vacío!”,
o “¡está medio lleno!
¡No creen de ningún modo, cuantas cosas estimulantes
se pueden descubrir con ojos optimistas y, sin embargo, muy realistas!

Silencio

Por ejemplo, ustedes ya son conscientes de que en la Iglesia de Alemania –también aquí en Colonia- nunca se habían dado tantos colaboradores comprometidos desinteresadamente como en este momento?
¡Aquí nuestra Iglesia está altamente vital!

¿Saben ustedes que ya desde hace años el número de  bautizados adultos crece considerablemente?
Se reúnen muchas acogidas y reanudaciones de adultos en la Iglesia – también aquí entre nosotros.
Y detrás de cada caso está una decisión muy consciente y comprometida.

¿Alguna vez han observado ustedes ya
como hay muchos lugares con vida vital y espiritual aquí en Colonia?
Ciertamente, por ejemplo, algunos monasterios en Alemania con muy escaso relevo generacional,
tienen que cerrarse.
Aquí, en Colonia, se podría repartir el monasterio de las benedictinas con el que se ha fundado en el norte de Düsseldorf un monasterio nuevo muy vital.

Contemplen ustedes las muchas parroquias viejas y nuevas en Colonia:
Ciertamente no se quedarán entusiasmados de todas;
pero hay también no pocas, que incluso atraen a jóvenes.
Por ejemplo, se ha fundado hace pocos años  aquí en el centro de la ciudad la parroquia de Sankt Michael como una parroquia vital verdaderamente nueva.

Todo esto y mucho más
me hace ver el futuro de forma muy optimista
y contribuye esencialmente
a que también yo aún a mi edad
me comprometa con mucha alegría con esta Iglesia.

Silencio

No es posible corresponder al encargo de Jesús
“Pedir al Señor de la cosecha,
que envíe trabajadores a Su cosecha”
cuando uno mismo está decepcionado
y no esta convencido de que
esta petición es ventajosa y llena de sentido.
Expresado en la jerga económica
tendríamos que decir:
Nuestro “producto” es excelente
y por eso tiene un mercado gigantesco.
Si nosotros mismos ahora aún estamos decepcionados,
en lugar de hablar mal de las perspectivas del Evangelio y de la Iglesia de Jesucristo,
entonces podríamos de forma creíble y
con perspectivas de éxito pedirle a Jesús trabajadoras y trabajadores para Su cosecha..

Amén
www.heribert-graab.de
www.vacarparacon-siderar.es