Homilía para el Domingo Tercero
del ciclo litúrgico “A”
22 Enero 2023
Lectura: 1Cor 1,10-13.17
Evangelio: Mt 4,12-23
Autor: P. Heribert Graab S.J
Actualización y nueva redacción de mi homilía para el tercer domingo del ciclo litúrgico del año 2011.
Hoy en verdad hemos llegado al “ciclo litúrgico anual”.:
en el ciclo litúrgico se trata de la actuación pública de Jesús.
Al comienzo, el propio Jesús anuncia el lema de su predicación:
“¡Convertíos! ¡Porque el Reino de Dios está cerca!”
Este lema, tan breve, se podría comparar con una “declaración de gobierno” en la política.
El propio Jesús despliega este lema
en todo Su mensaje y en Su praxis existencial.
En la historia de la Iglesia teólogos innumerables
han diferenciado continuamente el programa de Jesús del “Reino de los cielos” –
comenzando por Pablo,
que, por ejemplo, en su epístola a la reciente comunidad de Roma escribe:
“El Reino de Dios no es comer y beber,
sino justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo.”

Después Pablo en la Lectura de hoy deja inequívocamente claro a la comunidad de Corinto, en la que había peleas:
¡Esto va por vosotros!
En vuestra comunidad tiene que hacerse visible, lo que significa concretamente: Justicia, paz
y alegría en el Espíritu Santo”, por tanto como
“El Reino de Dios” se puede vivir en la comunidad:
“yo os exhorto”, escribe Pablo
“a que seáis unánimes y no toleréis escisiones entre vosotros; sed completamente de un sentir y de una opinión.”.

Corinto era una metrópoli comercial de gentes muy mezcladas, muy joven, liberal y colorista.
Pablo había fundado allí entre los años 49 y 52 después de Cristo, esta comunidad cristiana.
Aquí había un reflejo de la complejidad de la joven ciudad.
Predominantemente se componía de cristianos procedentes del paganismo.
Pero había también un grupo más pequeño de judeo cristianos.
Principalmente formaban la comunidad trabajadores y esclavos.
Pero había también personas bien:situadas:
gente de negocios y empleados de altos cargos.
Las mujeres en la comunidad estaban absolutamente emancipadas,
también esto respondía a las costumbres de una ciudad pobre en tradiciones.
El pluralismo cultural de esta metrópoli funcionaba así en la reciente comunidad cristiana.

Por tanto, no era de extrañar que se desarrollasen agrupaciones, tensiones y divergencias.
Y por eso Pablo comienza el crítico lamento de su epístola:
“Entre vosotros hay riñas.”
Riñas en la Iglesia,
riñas en las comunidades-
yo pienso que nosotros podemos hoy tener algo que decir,
sobre todo en una gran ciudad como Colonia.
De forma semejante como entonces en Corinto,
en nuestras grandes ciudades hay en el día de hoy
una población multicolor y muy mezclada hasta en nuestras comunidades:
+ Aquí chocan culturas muy diferentes y sobre todo también impresiones ideológicas y religiosas.
+ Toda la diversidad de posibles ajustes fundamentales
desde la izquierda liberal sobre la conservadora hasta la ultrarreaccionaria se halla también en la comprensión de la fe de los católicos cristianos.

En todo esto se halla un enorme conflicto potencial.
Y por esto se desarrolla con frecuencia un conflicto abierto,
si las diferentes posiciones además son personalizadas – como entonces en Corinto:
Allí los grupos religiosos orientados diferentemente
remitían a personas concretas:
a apóstoles, teólogos, maestros, misioneros…
Pablo, el fundador de la comunidad, ha marcado a muchos miembros de la comunidad con su y su teología personal.
Originalmente era un sencillo artesano, a diferencia de su inmediato seguidor en la dirección de la comunidad: Apolos
Éste tenía una formación académica y sobre todo retórica.
Para algunos, sobre todo para los cultivados
de la comunidad, de su boca salía el anuncio del Evangelio de forma más atractiva.
Pero Pablo era de la opinión de que
en Apolos se debilitaban contenidos esenciales de la fe por medio de formulaciones bien hechas
o incluso falseadas.
A Pedro se remitían sobre todo los judeocristianos de la comunidad.
Y otros ponían de nuevo al propio Cristo contra los Apóstoles y seguidores,

Los paralelos con nuestra situación actual es evidente:
Aquí en Colonia los espíritus se separan del cardenal.
También en una u otra comunidad,. por ejemplo,
los “viejos” párrocos actúan contra los “nuevos”.
En la Iglesia universal tienen mucho temor ante las “novedades” y desearían de nuevo a Benedicto XVI como Papa.
Otros han puesto en Francisco la esperanza de que
él finalmente ponga en movimiento la Iglesia
por medio de reformas largamente retrasadas.
Sin embargo, muchos de ellos están decepcionados,
porque Francisco parece que se halla muy titubeante.
No pocos todavía hoy tienen absoluta confianza en Juan XXIII,
que abrió ampliamente las ventanas y las puertas de esta Iglesia.
Por consiguiente, ocasión para “riñas” ¡hay más que suficiente!

Pero igualmente es problemática una coexistencia sin entendimiento.
Porque andar juntos en la comunidad es tan difícil
que no pocos cristianos emigran a otras comunidades.
Ciertamente es legitimo elegir hoy en una gran ciudad una comunidad en la que uno se sienta como
“en casa”.
Problemático y para la unidad de la Iglesia peligroso rs un pluralismo así,
cuando un grupo eleva la pretensión de arrendar
sólo para sí mismo la verdad católica.
¡También esto puede darse!

Para andar por el camino de la riña abierta
se dejan también de lado a menudo preguntas discutibles.
Alguna discusión incluso es “estrangulada” “desde arriba”;
y simultáneamente desde “abajo” se amplia la regulación:
“Yo vivo mi propia fe”
los de “arriba” que digan lo que quieran. ¡Basta!-
de que callen aquellos,
que sencillamente escapan de la Iglesia.

Con demasiada frecuencia falta disposición para el diálogo y esto en todas las partes.
Los diálogos podrían, como mínimo, fomentar la comprensión de unos con otros
Y probablemente también podrían además enriquecer la propia fe.

Pablo pone en primer plano en su epístola a los corintios otros pensamientos:
Sugiere a la comunidad que reflexione continuamente sobre lo esencial de su fe.

Y para Pablo lo esencial halla su expresión en la Cruz de Jesucristo.
¡En la Cruz de Jesucristo se separan los espíritus también hoy!

La Cruz es –no sólo según Pablo-
“necedad” a los ojos de este mundo. De ello trata en la continuación de su epístola.

Amén

www.heribert-graab.de
www.vacarparacon-siderar.es