Homilía para el Domingo Trigésimo Tercero del ciclo litúrgico A
19 Noviembre 2017
Lectura: Prov 31,10-31 (por tanto, ¡el completo “elogio de la mujer”!)
Evangelio: Mt 25,14-30
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Como el domingo pasado también hoy la “sabiduría” es la clave para la comprensión de los textos de la Escritura.
Por eso comienza otra vez el intento de conseguir un acceso a la comprensión de la sabiduría bíblica.

En el libro de los Proverbios, del que está tomada nuestra Lectura, la sabiduría se personifica,
se convierte en “Señora Sabiduría”.
Por una parte es la primera criatura de Dios,
pero, por otra parte es la co-diseñadora de la Creación:
Dios es, por así decirlo, el propietario de la Creación,
la sabiduría es, en cierto modo, la arquitecta,
algo así como se representa en una pintura iluminada
a Cristo como arquitecto de la Creación:
 

Enteramente en la misma línea, la iglesia más significativa del Oriente cristiano, una Iglesia de Cristo, lleva el nombre de “Hagia Sophia”
(Santa Sabiduría).

Puede parecer en más de un texto bíblico,
que la sabiduría está integrada
en el misterio dialógico de la unicidad de Dios,
que los cristianos denominamos el misterio de la Trinidad.

También se pueden ver puntos en común
entre la “Señora Sabiduría” y el Espíritu de Dios que flotaba, es decir, que anidaba (¡femenino!) sobre las aguas del océano primordial.

Sin tener en cuenta que el Dios de la Biblia
recibe por medio de la Sabiduría un rostro femenino,
lo cual me parece importante para nuestra vida diaria como creyentes:
Cuando nosotros –también como personas secularizadas- contemplamos la sabiduría como algo deseable para nuestra existencia humana,
entonces se abre para nosotros como personas creyentes, la esencia de la Sabiduría por la revelación de Dios y no en último término
por Su revelación en Jesucristo.

Silencio

Con este  fondo se comprende que el libro de los Proverbios termine con un elogio a la mujer.´
Y lo mismo se comprende que este elogio subraye en su punto culminante el ‘temor de Dios’ de esta mujer.
Porque éste no tiene nada que ver con el temor en nuestra comprensión actual.
Esta palabra más bien quiere expresar:
Todo lo que importa a esta mujer, se basa a fin de cuentas en su relación con Dios y además
que ella en toda su vida se ha realizado por Su Sabiduría.

Aunque tenemos que leer el elogio de la mujer naturalmente en el contexto de una sociedad patriarcal en el fondo,
es un texto, al mismo tiempo, sorprendente y emancipador:
  • Esta mujer no es sólo ama de casa y madre; es además la jefa de una empresa familiar considerable. 
  • Producción y comercio universal se hallan en su responsabilidad. 
  • Ella es manifiestamente una competente gestora- tanto que todo el texto se puede interpretar como un manual para la gestoría creyente, como un ABC de economía inteligente. 
  • Y además también se hace presente su compromiso social: También trata del bienestar de sus colaboradores, como también de la protección dinámica de pobres y necesitados.
De todo esto podríamos deducir datos referenciales también para los gestores económicos de hoy:
  • Trabajo con energía y competencia. 
  • Cuidado para todos los que trabajen contigo. 
  • Protección para todos los que necesiten tu ayuda.
Silencio

Para terminar también hoy echamos una mirada al Evangelio.
Pocas parábolas de Jesús son tan mal interpretadas como ésta:
* Primera mala interpretación:
Equiparamos al “Señor” de la parábola con Dios.
¡Esta equiparación es aquí errónea!
* Segunda mala interpretación:
Traducimos la palabra “talentos” con “capacidades”.
Esto corresponde a nuestra habitual forma de hablar, pero es ¡falso!.
* Tercera mala interpretación:
Vemos la diferencia de los tres servidores en lo que realizan y, sobre todo, en sus diferentes éxitos.
¡Tampoco se trata de esto!
Por tanto ¿qué quiere decirnos Jesús con esta parábola?
También esta parábola es una de las del Reino de Dios:
Aún esperamos la segunda venida de Jesucristo
y también la realización del Reino de Dios en su plenitud.
Y, sin embargo, este futuro de Dios ya es ahora realidad.
Solamente tenemos que tener mirada para esto
y colaborar de forma comprometida en su desarrollo.
Y ciertamente esto hacen los dos primeros servidores.
Pero el tercero es criticado por Jesús fuertemente,
no por causa de su falta de éxito,
sino a consecuencia de su falta de empeño
y, sobre todo, por su timidez.
  • Tiene miedo de hacer algo mal;
  • tiene miedo ante la responsabilidad que se le impone;
  • tiene miedo de decidirse libre y conscientemente por los pasos necesarios en el camino hacia el Reino de Dios.
Y ciertamente estos temores los ha fomentado la Iglesia católica en su historia en lugar de suprimirlos.
Esta parábola nos interpela también hoy ante preguntas fundamentales:
  • ¿Estamos despiertos/atentos con la mirada en le Reino de Dios que viene y nos sabemos corresponsables de ello? 
  • ¿Nos comprometemos como bautizados, confirmados y, por tanto, cristianos responsables en el crecimiento del Reino de Dios o lo dejamos con gusto al arbitrio de los “funcionarios” de la Iglesia? 
  • ¿Tenemos miedo ante su crítica o sus intervenciones o, sobre todo, seguimos nuestra propia conciencia? 
  • ¿Echamos pestes sobre “la Iglesia” o somos conscientes de que nosotros mismos somos Iglesia y, en correspondencia, nos comprometemos con todas las consecuencias, que eventualmente esto puede traer consigo?
Silencio
Amén.
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