Homilía para el Domingo Décimo Quinto
del ciclo litúrgico A

16 Julio 2017
Lectura: Rom 8,18-23
Evangelio: Mt 13,1-9
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Algunas sugerencias y formulaciones especiales se las debo a Abraham Roelofsen (en ‘Gottes Volk’ (Pueblo de Dios) 6/2011). Consultar también mi homilía original de 2011.

Los escritos de San Pablo están en los impulsos de la Misa dominical nocturna por regla general algo más corta.
Sin embargo hoy, la Epístola a los Romanos se acerca a la actualidad, por lo que merece la pena detenerse un poco en este texto.

Se trata de una declaración teológica totalmente central, que tiene consecuencias políticas.
En primer lugar Pablo constata:
“Sabemos que toda la Creación hasta el día de hoy gime y está en dolores de parto.”

Naturalmente hoy tenemos que interpretar esta frase en un sentido teológico moderno;
aunque de esta interpretación el propio Pablo no fue consciente:
La Creación de Dios hasta el día de hoy no está todavía acabada.
Está “en dolores de parto”
y nosotros mismos estamos en medio de un proceso de llegar a ser.
Más aún:
En el sentido de la misión de la Creación (cf. Gn 1,28), estamos comprometidos en la responsabilidad de un desarrollo de la Creación, que corresponde a la voluntad de la Creación de Dios.

Un segundo aspecto del texto es totalmente consciente para Pablo:
Toda la Creación está bajo el signo del pecado.
Está dañada masivamente por la culpa humana de siglos y sumamente dolorida
y arruinada en su desarrollo.
A consecuencia de todo esto “gime”.
Hoy Pablo quizás diría:
¡“Grita” con sus dolores de forma desgarradora!
Silencio
Creo que tenemos que ejercitar nuestro oído interior de forma pertinente para percibir verdaderamente estos gemidos y gritos de la Creación:
Entonces percibiríamos con nuestros sentidos interiores:
*cuánto sufre la Creación por todas las heridas que le ocasionan nuestras guerras, las detonaciones de las bombas y de las granadas;
*cuánto sufre por la carga de todos los desperdicios
que son arrojados en los mares y en la tierra;
*cuánto se dobla llena de dolor a consecuencia de todas las sustancias químicas, que la envenenan;
*cómo se extenúa por el cultivo abusivo y    
por la explotación egoísta del capitalismo.
Silencio
Con este fondo Pablo anuncia
un mensaje rabiosamente actual y teológico,
del que la Iglesia apenas ha tomado conocimiento:
“La Creación también tiene que ser liberada de la esclavitud y del abandono para libertad y gloria de los hijos de Dios.”
Por tanto, se trata no sólo de la salvación del cristiano individual o de toda la humanidad.
Se trata más bien de un acontecimiento salvífico universal, que abarca todo el cosmos.
Por la voluntad salvadora y envolvente de Dios,
nosotros como cristianos estamos unidos en solidaridad fundamental con la humanidad total
y además con la Creación completa.
Silencio
Por tanto, esto también es válido para la salvación prometida a la Creación total,
lo que Jesús anuncia como Reino de Dios:
Se trata no se trata sólo de una declaración para el más allá.
Más bien el Reino de Dios y Su salvación es una realidad irrefutable ya en el aquí y ahora.
Pablo escribe (inmediatamente antes del texto de la Lectura de hoy) a los cristianos de Roma:
“Vosotros no habéis recibido un espíritu
que os haga esclavos,
de modo que no tengáis que temer siempre,
sino que habéis recibido el espíritu,
que os hace hijos e hijas libres…” (Rom 8.15-17)
Conforme a esto es válido para la Creación:
Por medio de Cristo ha comenzado ya la liberación de toda esclavitud y abandono para libertad y gloria de los hijos de Dios.
Silencio
Con este fondo podemos y tenemos que leer como misión también el encargo de salvación para la Creación.
Debemos y tenemos que colaborar en la liberación de la Creación.
Liberación de la Creación
- esto es más que una mera “conservación de la Creación”, como se dice a menudo hoy en día.
Por el don de Su Espíritu, Él nos ensambla en la responsabilidad conjunta para la plenificación de la Creación en el sentido del propio Dios Creador.

Con ello se nos coloca ante una tarea grande, pero ciertamente también plenificante y dichosa.
El Evangelio de hoy del sembrador generoso puede
animarnos para tomar esta tarea sin temor ante el esfuerzo.
Los diferentes suelos sobre los que cae la semilla,
podemos también descubrirlos en nosotros mismos:
Nosotros no somos en absoluto tan receptivos
como el buen suelo, sobre el que la siembra se desarrolla espléndidamente.
Pero en cada uno de nosotros hay algún ángulo fructífero;
y éste alcanza para un poco o incluso algo más de buen fruto:
el treinta, el sesenta o el ciento por uno.
No tenemos que dar todos el mismo rendimiento.
Pero todos podemos ser fértiles para la consumación de la Creación de Dios,
cada uno y cada una según sus propias posibilidades.
Amén.
www.heribert-graab.de
www.vacarparacon-siderar.es