Homilía para el Segundo Domingo
después de Navidad, ciclo C
2 Enero 2022
Lectura: Sir 1-2.8-12
Evangelio: Jn 1,1-5.9-14
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Conforme a una contemplación de la imagen del P. Theo Schmidkonz S.J +


Sieger Köder, “Y la palabra se hizo carne”

Un establo abierto, un pesebre
en el que los niños miran de forma asombrada
y lucen las estrellas.
Una imagen casi clásica de Navidad.
Pero en el pesebre no está el Niño,
sino el mensaje de Navidad,
según el Evangelio de Juan:
“Y la palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.”

Silencio

Cristo no sólo ha adoptado la carne
cuando se hizo ser humano.
La Palabra eterna se hizo también carne
en la palabra humana escrita más tarde
por la tradición neotestamentaria.
Él habita hoy y aquí entre nosotros
y nos llama a cada uno:
Mira: Yo te doy mi Palabra.
Te puedes abandonar a mi Palabra,
como lo hizo el Profeta Isaías,
cuando yo le dije: Del tronco muerto
sale un retoño – el Mesías.
(en la parte inferior de la imagen ver y leer.)

Silencio

El texto en la imagen termina: “Y nosotros”
¿Qué hacemos nosotros ahora con la Palabra?
¿Somos sólo lectores de la Sagrada Escritura
o también oyentes de la Palabra de Dios?
¿Podemos aún asombrarnos sobre esta Palabra
y nos sentimos tocados personalmente?
¿Creemos en la fuerza de la Palabra de Dios
como aquel hombre importante que le dijo a Jesús:
“Señor, di sólo una Palabra
y mi criado quedará sano”,
nosotros decimos “Y mi alma quedará sana”?

Silencio

Cuando nosotros leemos, escuchamos y vivimos así la Biblia,
la Palabra de Dios se hace otra vez carne
ahora – en nosotros, por medio de nuestro testimonio.
¡En este sentido es válido: Navidad, Palabra de Dios – sucede siempre!
Los niños en el pesebre lo comprenden.
Creen la Palabra – imparcialmente.
El más pequeño mira muy intensamente.
Sí, “si vosotros fuerais como niños”-
tan abiertos, curiosos y llenos de confianza
esta Palabra tendría también entre vosotros
buena acogida.

Silencio

Palabra eterna, divina de la que hay risas, se pone en duda, no escuchada, vejada, abusada,
y, sin embargo, aceptada y vivida por muchos.
Y ¿nosotros? ¿Qué hacemos con la Palabra de Dios?
¿Cómo Le contestaremos?

Quizás debiéramos dejarnos estimular por Pedro:
“Señor, ¿a quien podemos ir?
Tú tienes palabras de vida eterna”
Este mensaje corresponde al Evangelio navideño de hoy:
“A todos los que Le acogieron - en este Niño en el pesebre, Palabra de Dios-
les dio poder para ser hijos de Dios”.-
¡Y así dan testimonio a otros de la Luz!

Amén.
www.heribert-graab.de
www.vacarparacon-siderar.es