Homilía para la fiesta de los Tres Reyes (A)
6 Enero 2020
Evangelio: Mt 2,1-12
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
En Colonia, en la fiesta de la Epifanía del Señor
están en primer plano los Magos, o mejor: los Tres Reyes.
El seis de enero es su fiesta – la fiesta de los Tres Santos Reyes.
En el año 1164, el Arzobispo y Canciller del Reino,
Reinald v. Dassel trajo a Colonia los huesos de los Tres Santos Reyes en procesión celebrativa,
donde se veneran desde entonces.
El emperador Federico Barbarroja antes los había sustraído de Milán como botín de guerra
y se los había obsequiado a su Canciller.

La veneración de los “Tres Reyes”  se desarrolló en Colonia en la Edad Media, como uno de los lugares de peregrinación más famosos de la cristiandad
-tras Jerusalem, Roma y Santiago de Compostela-
y contribuyó esencialmente a la importancia y riqueza de nuestra ciudad.

Apenas nadie afirma todavía hoy que la historia bíblica de los “Tres Reyes”, es decir de los tres “magos”, como se les denomina en el Evangelio
de Mateo, sea un acontecimiento histórico.
Como tan a menudo en la Sagrada Escritura,
se trata más bien de un testimonio de fe,
que se presenta en forma de relato.
Mateo anuda con este relato una profecía del vidente  Balaán en el libro de los Números (24,17):
“Lo veo, pero no ahora;
lo contemplo, pero no en la cercanía:
Una estrella sale de Jacob,
un cetro surge de Israel.”

El propio Balaán es pagano y mago, es decir,
un ser humano con saberes sobrenaturales, por tanto, un vidente, que interpreta sueños y oráculos, o un astrólogo.
¡Èl ha profetizado como primero en la cronología del AT al Mesías judío – aún antes que los profetas de Israel!
Para éste se trata, por así decirlo, desde tiempos inmemoriales del nacimiento del Niño en Bethlehem, del Mesías prometido.
Este nacimiento no es sólo de fundamental importancia para Israel –sino de igual modo
para los pueblos paganos.

Este testimonio del Evangelio de Mateo
se desarrolla continuamente en la tradición:
Los astrólogos se convierten en “Reyes” y por el número de sus regalos (oro, incienso y mirra) en tres Reyes.
Estos “Tres Reyes” no sólo representan tres pueblos,
sino los tres continentes conocidos entonces:
Europa, Así y África – por tanto, toda la humanidad.
Esto se expresa, por ejemplo, en el color de su piel,
que en la tradición de la representación artística se convirtió en regla general.

En Colonia encontró el testimonio de fe sobresaliente de este relato bíblico de los
“Tres Reyes” su expresión adecuada en uno de los más valiosos y mejor conservados relicarios de la Edad Media.
En el tiempo que va entre la fiesta de los Tres Reyes
y el siguiente domingo del Bautismo de Jesús,
en la catedral se quita la parte trapezoidal frontal del relicario.
De este modo se hace posible ver las cabezas de los Tres Santos Reyes.

Finalmente la catedral también es hoy no sólo
una atracción turística, sino también un lugar de veneración de los Tres Reyes y con ello
de una personal confesión de fe en su historia.
La realidad de esta historia y de aquello de lo que da fe, ¡va mucho más allá de una “realidad histórica”!

Quizás esta noche se animen para hacer en el transcurso de la semana una pequeña y privada “peregrinación” a la catedral y al relicario de los Tres Santos Reyes-
como aportación para la profundización de su fe navideña en la realidad insuperable de la Encarnación de Dios.

Amén
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