Partida
El camino hacia Jerusalem
"Presentación" de Jesús en el Templo

  Imágenes y Textos

Aufbruch
Abreise der Könige
Después de que los "Reyes" abandonaron Bethlehem, llega también para la Sagrada Familia el tiempo de la partida. José carga el asno.
Los "Reyes", sin embargo, "regresan a su país por otro camino."

Camino hacia Jerusalem
para la Presentación en el Templo.
Los pastores hacen señales de despedida. En el establo de Bethlehem comienza la vida diaria.
Darstellung

La última imagen del Pesebre de Navidad:
Simeón recibe a María y a José con el Niño en su camino hacia el Templo delante de las puertas de la ciudad de Jerusalem.
 

Evangelio de la Fiesta de la Presentación del Señor (2 de Febrero)

Lc 2,22-40:

Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la Ley de Moisés, llevaron el Niño a Jerusalem para presentarlo al Señor, como prescribe la Ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor. Ofrecieron también en sacrificio, como dice la Ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.
Había en Jerusalem un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba con Él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor. Vino, pues, al templo, movido por el Espíritu y, cuando sus padres entraban con el Niño Jesús para cumplir lo que mandaba la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar que tu siervo muera en paz.
Mis ojos han visto a tu Salvador,
quien has presentado
ante todos los pueblos,
como luz para iluminar las naciones
y gloria de tu pueblo de Israel.

Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de Él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
Mira, este Niño va a ser motivo de que muchos caigan o se levanten en Israel. Será signo de contradicción, y a ti una espada te atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de todos.

Había también una profetisa, Ana, hija de Manuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven; después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gloria a Dios y a hablar del Niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalem.

Cuando se cumplieron todas las cosas prescritas por la Ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazareth. El Niño crecía y se fortalecía; estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.
 

Las escenas en el pesebre:

Según una vieja costumbre, el pesebre de Navidad en S. Michael se detiene en la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo el 2 de Febrero y muestra como últimas escenas en primer lugar la despedida de la Sagrada Familia de Bethlehem y el viaje hacia Jerusalem y acto seguido el encuentro con el "anciano Simeón" delante de las puertas de la ciudad. Con el 2 de Febrero terminaba, según el antiguo calendario litúrgico de la Iglesia, el tiempo de Navidad. Después del calendario reformado de la Iglesia Católica marcaba "oficialmente" la fiesta del Bautismo del Señor, el domingo después de Epifanía, el cambio del tiempo de Navidad al "Tiempo Ordinario", cuyos Evangelios dominicales anuncian la vida pública y el actuar de Jesús y Su mensaje.

Por consiguiente, los primeros domingos del tiempo ordinario se cruzan con el tiempo de Navidad del "antiguo" calendario que se va extinguiendo. Nuestro pesebre consintió en el año 2002 por primera vez esta coincidencia por medio de dos "escenas secundarias", que – paralelamente a la escena de los tres Reyes Magos y a la escena de la despedida- fueron representadas en el paisaje inferior del pesebre delante de las puertas de Jerusalem: el pequeño río que nace en el establo de Bethlehem, en la escena del "Bautismo de Jesús" se transforma en el Jordán. Y en el tercer domingo del Tiempo Ordinario, cuyo Evangelio relata el llamamiento de los primeros discípulos, el Jordán se transforma finalmente en aquel lugar con libertad figurativa, en el río al que los pescadores Simón (Pedro) y Andrés echan las redes y donde Jesús los llama como "pescadores de hombres".