Was uns Kräuter zu sagen haben 



Gerade im August blühen auf Feldern, an Wegrainen und am Waldrand vor den Toren unserer Stadt unzählige Kräuter, deren Namen die meisten von uns kaum noch kennen, und deren heilende Wirkung uns weitgehend unbekannt ist. Dennoch finden sie heute wieder mehr und mehr Beachtung: Ein gewisses Mißtrauen gegenüber der künstlichen Chemie moderner Medizin läßt viele Menschen zurückgreifen auf die Überlieferungen der Naturheilkunde. Die heilende Kräfte der Natur scheinen auch eher einer ganzheitlichen Sicht des Menschen zu entsprechen, sowie einem ganzheitlichen Verständnis von Gesundheit und Krankheit. Schließlich lenkt auch die Sorge um eine zunehmende Zerstörung der Schöpfung die Aufmerksamkeit von Menschen auf die Welt der Kräuter, ist doch gerade deren Vielfalt ein Gradmesser für eine gesunde Umwelt.

So gehört auch die Kräuterweihe am Fest der Aufnahme Marias in den Himmel (15. August) zum neu belebten Brauchtum. Früher war es Brauch, 77 Kräuter zu sammeln und in einen Kräuterbüschel einzubinden. Um den Mittelpunkt, den die Königskerze bildet, werden zwischen 7 und 9 Grundkräuter gebunden. Im bayeri- schen Raum sind das: Sonnwendkraut, Tausendguldenkraut, Meisterwurz, Wermut, Schafgarbe, Wohlmut, Pfefferminze, Kamille und Holler.

Das Fest Mariä Himmelfahrt galt der Kirche einmal als Erntedankfest und lädt auch heute noch dazu ein, Danke zu sagen für die Fülle und die Schönheit von Gottes Schöpfung, für deren Blumen- und Kräuterpracht und für die in der Natur verborgenen Heilkräfte. Was aber hat dieses Fest des Dankes mit der Gottesmutter zu tun?

Zahllose Berichte über den Tod, das Begräbnis und das leere Grab Mariens sind in einer Vielzahl außerbiblischer Apokryphen wie auch in Texten der Kirchenväter überliefert. Von Johannes von Damaskus (um 650-750) wird berichtet, daß der Apostel Thomas, der wie bei der Auferstehung Jesu zu spät kam, den Leib der verstorbenen Gottesmutter sehen und verehren wollte. Als die Apostel das Grab öffneten, war das Grab leer, nur die Tücher, in die Marias Leib eingehüllt war, lagen im Grab und strömten einen einzigartigen Duft aus. Spätere Erzähler haben aus dem Grab einen mächtigen Sarkophag aus Marmor werden lassen, der übervoll war von duftenden Blumen. Egid Quirin Asam (1692- 1750) hat im Hochalter der niederbayerischen Benediktiner- und Wallfahrtskirche in Rohr eine bis zum Äußersten gesteigerte, dramatische Darstellung der Himmelfahrt Marias gestaltet - einen einzigartigen Bühnenaltar der Rokokozeit, der ohne die apokryphe Überlieferung kaum denkbar ist. Die Volksfrömmigkeit hat die Blumenliebe Marias besungen und Maria zur "Königin der Blumen", zur "Beschützerin der Feldfrüchte", zur "Traubenmadonna" erhoben. Maria wurde als "Kornmutter" verehrt, wie das Gnadenbild aus dem 15. Jahrhundert "Muttergottes im Ährenkleid" in Piding im Rupertiwinkel belegt. 

Bei der Weihe der Kräuter spricht der Priester folgende Segensworte : 

"Lasset uns beten. Herr, unser Gott,
du hast Maria über alle Geschöpfe erhoben
und sie in den Himmel aufgenommen.
An ihrem Fest danken wir dir für alle Wunder deiner Schöpfung.
Durch die Heilkräuter und Blumen
schenkst du uns Gesundheit und Freude.
Segne diese Kräuter und Blumen.
Sie erinnern uns an deine Herrlichkeit
und an den Reichtum deines Lebens.
Schenke uns auf die Fürsprache Mariens dein Heil.
Laß uns zur ewigen Gemeinschaft mit dir gelangen
und dereinst einstimmen in das Lob der ganzen Schöpfung,
die dich preist durch deinen Sohn Jesus Christus
in alle Ewigkeit. Amen."

Was heute Naturschutz und Umweltschutz genannt wird, ist für den gläubigen Christen Sorge und Verantwortung, wie auch Freude und Dankbarkeit für die Schöpfung. Der 15. August könnte heute aus dem christlichen Glauben zu einem Dank- und Verantwortungfest für die Schöpfung werden! 

Belassen Sie es nicht bei der Betrachtung des Kräuterbüschels im Bild oben, sondern nutzen Sie nach Möglichkeit einen schönen Augusttag zu einer Kräuterwanderung durch die Feldmark. Nehmen sie ein Kräuterbestimmungsbuch mit auf den Weg und lassen Sie sich anregen zu einer betenden Grundhaltung des Dankes.


Lo que nos tienen que decir las hierbas


 Ciertamente en Agosto florecen en los campos, en los bordes del camino y en el linde del bosque delante de las puertas de nuestra ciudad, innumerables hierbas, cuyos nombres la mayoría de nosotros apenas conocemos y cuyo efecto saludable nos es considerablemente desconocido. Pero hoy encuentran de nuevo cada vez más atención: una cierta desconfianza frente a la química artificial de la medicina moderna hace a muchas personas recurrir a las tradiciones de la terapia natural. Las fuerzas curativas de la naturaleza parecen corresponder también a una mirada totalizadora del ser humano así como a una comprensión totalizante de la salud y la enfermedad. Finalmente también la preocupación por una destrucción progresiva de la creación guía la atención de los seres humanos hacia el mundo de las hierbas, cuya variedad es un barómetro para un ambiente sano.

También la consagración de las hierbas en la fiesta de la Asunción de María (15 de Agosto) forma parte de las costumbres nuevamente reactivadas. Antes era costumbre reunir 77 hierbas y atarlas en un manojo. En el punto central, que forma el gordolobo, se atan entre 7 y 9 hierbas fundamentales: Hierba del solsticio, centaura, ajenjo, milenrama, menta, manzanilla y saúco.
La fiesta de la Asunción de María sirvió en la Iglesia alguna vez  como fiesta de agradecimiento por la cosecha e invita también hoy a dar gracias por la abundancia y la belleza de la Creación de Dios, por el esplendor de sus flores y hierbas y por la fuerza curativa oculta en la naturaleza. Pero ¿qué tiene que ver esta fiesta de agradecimiento con la Madre de Dios?

Innumerables relatos sobre la muerte, el entierro y la tumba vacía de María son transmitidas en gran número de apócrifos extrabíblicos como también en textos de los Padres de la Iglesia. Juan de Damasco (hacia 650-750) informa de que el Apóstol Tomás, que como en la Resurrección de Jesús llegó tarde quiso ver el cuerpo de la Madre de Dios muerta y venerarlo. Cuando los Apóstoles abrieron la tumba, ésta se hallaba vacía, sólo los paños, en los que se había envuelto el cuerpo de María estaban en la tumba y despedían un aroma único. Narradores posteriores han hecho de la tumba un grandioso sarcófago de mármol, que estaba completamente lleno de flores olorosas. Egid Quirin Asam (1692-1750) configuró en el altar mayor de la Iglesia benedictina y de peregrinaciones de la Baja Baviera una representación dramática de la Asunción de María – un altar escénico único de la época del rococó, que sin la transmisión apócrifa apenas era pensable. La piedad popular ha cantado el amor de María a las flores y la ha elevado como “Reina de las flores”, como “Protectora de los frutos del campo”, como “Madonna de los racimos”. María fue venerada como “Madre del trigo”, como la imagen milagrosa del siglo XV “Madre de Dios en traje de espigas” documentada en Piding im Rupertiwinkel.

En la consagración de las hierbas el sacerdote pronuncia la siguiente bendición:

“Dejadnos orar, Señor, Dios nuestro,
Tú has elevado a María sobre todas las criaturas
y la has acogida en el cielo.
En su fiesta te damos gracia por todos los milagros de la Creación.
Por las hierbas curativas y las flores.
Ellas nos recuerdan tu gloria
y la riqueza de tu vida.
Danos por la intercesión de María tu salvación.
Déjanos conseguir la eterna comunión contigo
y un día unirnos en la alabanza de toda la Creación,
que te alaba por medio de tu hijo Jesucristo. Amén.”

Lo que hoy se llama protección de la naturaleza y del medio ambiente, es para los creyentes cristianos atención y responsabilidad, como también alegría y agradecimiento por la Creación. ¡El 15 de Agosto podría convertirse en una fiesta de agradecimiento y responsabilidad para la Creación!

No dejen esto en la contemplación del manojo de hierbas arriba en la imagen, sino aprovechen en lo posible un hermoso día de agosto para hacer una excursión por Feldmark. Lleven con ustedes un libro de clasificación de hierbas para el camino y déjense estimular por una actitud de agradecimiento orante.