"Do not
cross the red line"
Installation von Kris Martin (Belgien)
in der Kunststation Sankt Peter Köln, 06.09. - 28.10.2012
Eine
rote Linie - diagonal über den Boden des Kirchenraumes gezogen.
Ob das wohl 'Kunst' sei,
fragen sich etliche Besucher.
Jedenfalls regt die Installation viele zum Nachdenken, manche gar zum
Meditieren an.
Der mittelalterliche Lettner
oder bis in jüngere Zeiten die Kommunionbank
kommen in den Sinn: Schufen sie doch abgesonderte Bereiche,
sakrale Sonderräume,
deren Betreten den Laien und zumal den Frauen verwehrt war.
Gewiß gehören solche Traditionen der Vergangenheit an.
Dennoch fällt auf, wieviele Besucher der Kirche zunächst
zögern,
die rote Linie zu übertreten, teilweise recht lange verharren
und schließlich sehr bedächtig den Schritt hinüber
'wagen'.
Merkwürdigerweise
fühle ich mich erinnert an jene gelben Linien,
die seit einiger Zeit auf den Bahnsteigen separate Bereiche für
Raucher kennzeichnen.
Da amüsiert es mich manchmal, wie sorgfältig einige von denen
darauf achten,
das eingegrenzte Rechteck nicht einmal um einen Fuß breit zu
verlassen.
Deutsche Ordnungsliebe und Obrigkeitshörigkeit?
Oder doch mehr?
Kris Martin jedenfalls
scheint anderes im Sinn zu haben.
Seine Installation und die Aufforderung "Do not cross the red line"
stoßen an zum Nachdenken über all die Grenzen unseres
eigenen Lebens -
seien die nun von der Natur vorgegeben,
oder auch von Menschen gesetzt;
seien sie einsichtig und nachvollziehbar,
oder auch mehr oder weniger willkürlich.
Jugendliche testen solche 'roten Linien' oft spielerisch aus.
Aber so sehr Erwachsene auch um die Gefahren wissen,
die das Überschreiten solcher Linien möglicherweise mit sich
bringen kann,
so sehr lehren uns die Erfahrungen mit autoritären Regimen doch
zugleich,
wie schnell unkritischer 'Gehorsam' das Gut menschlicher Freiheit
einschränkt
und totalitären Systemen Vorschub leistet.
Was heißt 'Verantwortung' angesichts einer 'roten Linie'?
Die Linie respektieren? Oder sie ignorieren?
Vielfach wird eine Entscheidung nur im konkreten Einzelfall
möglich sein.
Immer jedoch setzt sie jenes Nachdenken und Abwägen voraus,
zu dem die rote Linie von Kris Martin herausfordert.
Unmittelbar auf die Ausstellung in Sankt Peter
folgt nun der Monat November.
Der konfrontiert uns unausweichlich mit jener Grenze,
die uns allen durch den Tod gesetzt ist.
Dieser 'roten Linie' kann niemand ausweichen.
Irgendwann müssen wir sie überschreiten - ob wir wollen oder
nicht.
Vor dieser Unausweichlichkeit jedoch sollten wir nicht kapitulieren,
sondern uns um so intensiver damit auseinandersetzen:
Was bedeutet für mich der Tod lieber Menschen?
Und was bedeutet für mich die Tatsache meines eigenen
andrängenden Todes?
Gibt es ein 'Danach'? Und was geschieht 'jenseits' dieser roten Linie?
Kann ich den entscheidenden Schritt hinüber vielleicht schon
'diesseits' einüben?
Und wie geht das?
Imagen del Mes de Noviembre
Prohibido cruzar
la línea roja
“Prohibido
cruzar la línea roja”
Instalación
de Kris Martin (Bélgica)
en la
estación de arte de Sankt Peter Köln, 06.09 - 28.10.2012
Una línea roja – una diagonal trazada sobre el suelo
del espacio eclesial.
“Si esto es arte” se preguntan algunos visitantes.
En todo caso, la Instalación anima a muchos a reflexionar
y a más de uno incluso a meditar.
El coro alto medieval o en los tiempos más recientes
el banco de la Comunión tienen el sentido de crear
ámbitos aislados, espacios sacrales especiales,
cuyo acceso estaba prohibido a los laicos
y sobre todo a las mujeres.
Ciertamente estas tradiciones pertenecen al pasado.
Pero llama la atención, cuantos visitantes de la Iglesia
vacilan en pasar la línea roja,
en parte se detienen bastante lejos
y finalmente de forma muy precavida ‘osan’
dar el paso al otro lado.
Curiosamente yo me siento recordado
en aquellas líneas amarillas
que hace algún tiempo señalaban en los andenes
ámbitos separados para los fumadores.
Me divierte a veces pensar cómo algunos de aquellos
observaban atentamente
que no se abandonase ni un palmo el rectángulo delimitado.
¿Amor al orden alemán y servidumbre a la autoridad?
O ¿más?
En todo caso, Kris Martin parece darle otro sentido.
Su instalación y el requerimiento de
“prohibido cruzar la línea roja”
empujan a la reflexión sobre todas las fronteras
de nuestra propia vida,
sean determinadas por la naturaleza
o también puestas por las seres humanos;
sean razonables y lógicas
o también más o menos arbitrarias.
Los jóvenes prueban estas ‘líneas rojas’
con frecuencia de modo juguetón.
Pero muchos adultos también saben de los peligros,
que posiblemente puede llevar consigo el infligir estas líneas.
lo cual nos lo enseñan las experiencias con regímenes
autoritarios pero simultáneamente
con cuanta rapidez la ‘obediencia’ acrítica favorece
los sistemas totalitarios.
¿Qué significa ‘responsabilidad’
ante una ‘línea roja’?
¿Respetar las líneas? O ¿ignorarlas?
A menudo una decisión sólo será posible
en el caso particular concreto.
Pero siempre requiere la reflexión y la ponderación,
que provoca la línea roja de Kris Martin.
De forma inmediata a la exposición en Sankt Peter
sucede el mes de Noviembre,
que nos confronta de forma inevitable
con aquella frontera, que se nos ha puesto a todos nosotros
mediante la muerte.
De esta ‘línea roja’ no puede apartarse nadie.
Pero en algún momento ante este asunto inevitable
no debiéramos capitular sino enfrentarnos a él
de forma más intensa:
¿Qué significa para mí la muerte de las personas
queridas?
Y ¿qué significa para mí el hecho de mi propia
muerte inaplazable?
¿Hay un ‘después’? Y ¿qué hay
‘al otro lado’ de esta línea roja?
¿Puedo ejercitarme en el paso decisivo
quizás ya ‘en este lado’?
Y ¿cómo se puede?
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