Consummatum est




Consummatum est Jerusalem,
Jean-Léon Gérôme (1824 bis 1904)



Im Hintergrund: Jerusalem - die heilige Stadt.
Sie liegt (noch?) im Licht.
Aber da ziehen drohend sehr düstere Wolken auf.
Die Mondsichel deutet an:
Es wird Nacht über dieser Stadt.
Ist diese 'heilige Stadt' an ihr Ende gekommen?

Der Vordergrund dagegen ist hell erleuchtet.
Von außerhalb des Bildes fällt strahlendes Licht ein.
Die Lichtquelle wird nicht gleich erkennbar.
Aber das Licht wirft drei Schatten ins Bild:
Die Schatten dreier Kreuze - Karfreitag.

Das Kreuzschatten sprechen die traditionelle Bildsprache
christlicher Glaubenstradition.
So legt sich die Ahnung nahe,
hinter den Kreuzen gehe bereits das helle Licht des Ostermorgens auf:
Consummatum est! - Es ist vollbracht!

Alle, die hinauf gepilgert waren auf den Hügel -
jetzt kehren sie zurück in ihren Alltag.
Befriedigt ob des grausamen Schauspiels?
Erschrocken angesichts dessen, wozu Menschen fähig sind?
Nachdenklich geworden wie jener Hauptmann:
“Wahrhaftig, dieser Mensch war Gottes Sohn”? (Mk. 15, 19).
Oder einfach nur traurig über den Verlust eines Freundes,
auf den sie ihre ganze Hoffnung gesetzt hatten?

Wir wissen es nicht.
Der Maler läßt uns im Ungewissen.
Die da in die Stadt zurückkehren,
wir sehen sie nur von hinten.
Sie werden für unseren Blick kleiner und kleiner,
verschwinden nach und nach in der Dunkelheit des Tales.

Und wir selbst?
Karfreitag, Ostern - wie lang ist das her!
Was davon ist Gegenwart?
Stirbt dieser Jesus noch heute?
Vielleicht ganz konkret bei einem Erdbeben,
im Tsunami, durch eine Reaktorkatastrophe?
Lebt Er? Ist Er wirklich auferstanden?
Kann das Grund unserer Hoffnung sein - heute?

Dunkelheit oder Licht?
Was von beidem wird die Oberhand gewinnen?
Für die heilige Stadt, für Jerusalem?
Für die Kirche heute und morgen?
Für uns selbst, für Dich und mich?


Consummatum est

 
Consummatum est Jerusalem
Jean-Léon Gérôme (1824-1904)


En el fondo: Jerusalem – la ciudad santa.
Permanece (¿todavía?) en la Luz.
Pero se levantan nubes muy obscuras de forma amenazadora.
La luna creciente significa:
Se hace de noche sobre esta ciudad.
¿Esta “ciudad santa” ha llegado a su final?

Por el contrario, el primer plano está claramente iluminado.
Desde fuera del cuadro irrumpe una Luz resplandeciente.
La fuente de la Luz no es identificable en el acto.
Pero la Luz proyecta tres sombras en la imagen:
Las sombras de tres cruces – Viernes Santo.

Las sombras de la Cruz expresan la iconografía tradicional
de la tradición creyente cristiana
Así se insinúa el presentimiento
de que detrás de las Cruces se abre ya la clara Luz
de la mañana pascual:
¡Consummatum est! - ¡Está consumado!
Todos los que subieron en peregrinación a la colina-
ahora vuelven a su vida cotidiana.
¿Satisfechos por el cruel espectáculo?
¿Espantados de lo que son capaces los seres humanos?
¿Pensativos como aquel centurión:
“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”?(Mc 15,39)
O ¿sencillamente sólo tristes por la pérdida de un amigo,
en el que habían puesto toda su esperanza?

No lo sabemos.
El pintor nos deja dudosos.
Los que vuelven a la ciudad,
sólo los vemos por detrás.
Ellos se hacen para nuestra mirada cada vez más pequeños,
desaparecen poco a poco en la obscuridad del valle.

¿Y nosotros mismos?
Viernes Santo, Pascua - ¡qué largo se hace!
¿Qué se hace actual de esto?
¿Todavía muere este Jesús hoy?
¿Quizás muy concretamente en un seísmo,
en el tsunami, en una catástrofe de reactores?
¿Vive Él? ¿Él ha resucitado verdaderamente?
¿Puede ser hoy el fundamento de nuestra esperanza?

¿Obscuridad o Luz?
¿Cuál de ellas se ha impuesto?
¿Para la ciudad santa, para Jerusalem?
¿Para la Iglesia hoy y mañana?
¿Para nosotros mismos, para ti y para mí?