Die apokalyptische Frau





Die apokalyptische Frau
Fritz Koenig, 1963
Kirche Regina Martyrum, Berlin-Charlottenburg

Die Kirche Regina Martyrum in Berlin-Charlottenburg liegt unweit der Gedenkstätte Plötzensee und wurde 1960 bis 1963 gebaut als „Gedächtniskirche der deutschen Katholiken zu Ehren der Blutzeugen für Glaubens- und Gewissensfreiheit in den Jahren 1933–1945”.  Der Kirche benachbart lebt eine Schwestern-Gemeinschaft des Karmel - wie übrigens auch in der Nachbarschaft der Gedenkstätten von Ausschwitz und Dachau. Die vergoldete Bronze-Skulptur der apokalyptischen Frau von Fritz Koenig akzentuiert die ansonsten schmucklos-strenge Kirchenfassade aus leuchtend weißem Waschbeton. 


Mit großer Dramatik schildert der biblische Text (Offb 12)
die Bedrohung der gebärenden Frau durch den Drachen:
Während sie in Geburtswehen schreit, wartet er darauf, das Neugeborene verschlingen zu können.
Das Kind aber, ein Sohn, wird zu Gott hin entrückt.
Nach dem Kampf des Ungeheuers mit dem Erzengel Michael stürzt der Drache auf die Erde
und verfolgt die Frau unerbittlich bis hin zu ihrem Zufluchtsort in der Wüste, um sie zu vernichten.
Doch die Schöpfung steht auf Seiten der Frau: mit Adlersflügeln ausgestattet kann sie entkommen;
Wasserfluten, die der Drache hinter ihr her speit, werden von der Erde aufgenommen.

Der biblische Text entstand ganz unter dem Eindruck der drohenden Verfolgung
durch den römischen Kaiser Domitian (81 bis 96 n. Chr.).
Der Verfasser selbst und auch die Adressaten waren massiver Gewalt ausgesetzt.
Diese Erfahrung, Willkürlicher Gewalt ausgeliefert zu sein,
schlägt die Brücke zu Maria Regina Martyrum als Gedenkkirche zu Ehren der Menschen,
die im Kampf für Glaubens- und Gewissensfreiheit während der Hitler-Diktatur ermordet wurden.
Es waren knapp dreitausend Menschen, die im nahe gelegenen Gefängnis Plötzensee hingerichtet wurden.

Doch die Offenbarung des Johannes bleibt nicht bei der Beschreibung des Grauens stehen.
Der Schreiber entwirft ein Hoffnungsbild:
den Menschen wird letztlich Gerechtigkeit widerfahren
und jede Träne wird abgewischt werden, denn Gott ist ein Gott des Lebens.
Diese Botschaft begegnet aller Resignation.

Das Bild greift die konkrete Erfahrung von Frauen auf.
Im Akt des Gebärens, ein Geschehen zwischen Tod und Leben,
bewegen sie sich in der Spannung von Geschehen-Lassen und aktivem Mittun.
Aller Gewalt, aller Ungewissheit, allen widrigen Umständen zum Trotz sind sie es,
die sich immer und immer wieder auf die Seite des Lebendigen stellen und neues Leben hervorbringen.
Mit der Trotz-Macht des Lebens entlarven sie die Herrschaft des Todes.

In der Skulptur „Apokalyptische Frau" wird diese stärkende Botschaft verdichtet.
Die Macht des Drachen ist bereits gebrochen.
Nur noch im Kleinformat sind dessen sieben Köpfe
unterhalb der Mondsichel zu Füßen der Frau zu erkennen.
Längst hat sich die Frau in ihrer unangreifbaren Würde und Kraft im Glanz erhoben.
Ihr Haupt wird als Pendant zu den sieben Ungeheuerköpfen mit sieben Zacken gekrönt.
Diese Zahl symbolisiert Vollkommenheit und weckt die Assoziation zu den sieben Schöpfungstagen:
„Was früher war, ist vergangen. ... Seht, ich mache alles neu." (Offb 21, 4f)

An diesem Ort wird die Macht der NS-Diktatur und ihrer Schergen gebrochen.
Sie werden nicht das letzte Wort behalten,
sondern eine neue Gerechtigkeit, das Prinzip Leben,
ja Gott selbst wird sein Zelt unter den Menschen aufschlagen (Offb 21,3).
Dieses Zeichen wird Bestand haben.

  Die „Apokalyptische Frau" fordert heraus, nicht im Grauen zu verharren,
sondern in der Spannung von Engagement und Geschehenlassen
auf die Über-Macht des Lebens, auf den lebendigen Gott zu setzen.

Bildbetrachtung von Margret Färber (gekürzt)
in "Jesuiten", Heft 1 / 2013




La Mujer Apocalíptica


 
La Mujer Apocalíptica
Fritz Koenig, 1963
Iglesia Regina Martyrum, Berlín-Charlottenburg

La Iglesia de Regina Martyrum en Berlín-Charlottenburg está cerca del lugar conmemorativo Plötzensee y fue construida de 1960 a 1963 como “Iglesia conmemorativa de los católicos alemanes en honor de los testigos asesinados por la libertad de fe y de conciencia en los años 1933-1945”. Una comunidad de Hnas. del Carmelo vive colindante a esta Iglesia – como también en la proximidad de de los lugares conmemorativos de Ausschwitz y Dachau. La escultura de bronce dorado de la Mujer Apocalíptica, obra de Fritz Koenig pone un acento en la fachada de la Iglesia, austera y sin adornos, de hormigón con pequeñas piedras incrustadas y de un blanco resplandeciente.


Con gran dramatismo describe el texto bíblico (Ap 12)
la amenaza a la que somete el dragón a la Mujer parturienta:
Mientras ella grita con dolores de parto,
él espera para poder devorar al recién nacido.
Pero el Niño, un Hijo, está destinado a Dios.
Tras la lucha del monstruo con el arcángel Miguel,
el dragón se estrella contra la tierra
y persigue a la Mujer de forma implacable para aniquilarla
hasta su refugio en el desierto.
Pero la Creación está de parte de la Mujer:
equipada con alas de águila puede huir;
las inundaciones, que el dragón vomita tras de ella,
son absorbidas por la tierra.
El texto bíblico surgió bajo la inminente persecución
del Emperador Domiciano (81-96 d. C.).
El propio autor y también los destinatarios
fueron arrasados por la violencia masiva.
Esta experiencia de estar a merced de la violencia arbitraria
tiende el puente hacia Maria Regina Martyrum,
como Iglesia conmemorativa en honor de las personas
que fueron asesinadas durante la dictadura de Hitler,
luchando por la libertad de la fe y de la conciencia.
Casi tres mil fueron los ahorcados en la cercana
prisión de ejecuciones de Plötzensee.

Pero el Apocalipsis de Juan no se detiene en la descripción del pavor.
El escritor traza una imagen de esperanza:
finalmente se hará justicia a los seres humanos y todas sus lágrimas
serán enjugadas porque Dios es un Dios de Vida.
El mensaje está lleno de resignación.

La imagen hace suya la experiencia concreta de las mujeres.
En el acto del parto, un acontecimiento entre la vida y la muerte,
se encuentran en la tensión entre el abandono y la participación de forma activa.
A pesar de toda violencia, de toda incertidumbre,
de todas las circunstancias adversas,
ellas son las que se sitúan continuamente del lado del viviente
y engendran nueva vida.
Ellas desenmascaran el poder de la muerte con el espíritu de la vida.

En la escultura “Mujer Apocalíptica”
se condensa este mensaje reconfortante.
El poder del dragón está ya quebrantado.
Sólo en un pequeño formato se reconocen sus siete cabezas
debajo de la luna en cuarto creciente, que está a los pies de la Mujer.
Hace mucho tiempo la Mujer ha resplandecido
con su inatacable dignidad y fuerza.
Su cabeza está coronada como réplica
con las siete cabezas del monstruo con siete  dientes.
Este número simboliza la perfección
y despierta la asociación a los siete días de la Creación:
“Lo que existía antes, ha pasado…
Mirad, Yo hago todas las cosas nuevas.” (Ap 21,4s)

En este lugar fue quebrantado el poder de la dictadura nazi
y de sus esbirros.
Éstos no tuvieron la última palabra,
sino una justicia nueva, el principio de la vida,
Dios mismo ha plantado Su tienda entre los seres humanos (Ap 21,3).
Este signo será estable.

La “Mujer Apocalíptica” desafía a no detenerse en el pavor,
sino en la tensión entre el compromiso y el abandono
a situarse en la superioridad de la vida,
en el Dios viviente.

Contemplación iconográfica de Margret Färber (reducida)
en “Jesuiten”, cuaderno 1/2013

www.heribert-graab.de
www.vacarparacon-siderar.es