Motoi Yamamoto: Sal

Exposición en Sankt Peter de Colonia
del 22 de Abril al 6 de Junio 2010


La sal, los cristales con los que Motoi Yamamoto elabora esculturas tienen apenas medio milímetro de tamaño. Por el contrario, sus instalaciones ser extienden sobre grandes espacios de muchos metros cuadrados. Él ha creado en Sankt Peter un gran laberinto circular en días y días de trabajo muy meditativo.

Motoi Yamamoto escribe sobre su encuentro con la sal: La sal “está estrechamente unida desde tiempos eternos con la vida humana. Sobre todo en Japón es un ingrediente importante en los rituales fúnebres. Experimentar mediante mi obra, como nuestra sociedad se relaciona con la muerte, es lo que yo he hecho después del fallecimiento de mi hermana pequeña, para aceptar la realidad.”

Así comenzó Yamamoto con sal “a crear objetos de búsqueda y de carácter transitorio. Laberintos que parecen infinitos se pierden en la amplitud de una estructura gráfica. Es una escultura meditativa, en la que no se pierde el espectador, sino que más bien se encuentra.” (De la invitación a la exposición en Sankt Peter).

Contemplación del Laberinto de Sal



Yamamoto - Labyrinth  (Foto: HG)
Labyrinth in der Kathedrale von Chartres

El motivo del Laberinto…

tiene en la tradición occidental una de sus raíces
en la antigua leyenda griega del Laberinto del Minotauro.
En este mundo de muerte del Minotauro, se interna Teseo,
derrota al monstruo mortífero y regresa a la vida.
La cristiandad medieval vio preformado al Cristo Resucitado
en la figura llena de luz de Teseo.
En la fe, ÉL es el vencedor de la muerte y el camino de la Vida.
(cf. Jn 14,6).
El Laberinto no es en absoluto un dédalo.
Más bien refleja el camino que entrelaza la vida humana,
que finalmente conduce al “centro”,
en la realización pascual de la Vida.


La sal – un símbolo cristiano

Como la sal es vitalmente necesaria para los seres humanos,
del mismo modo Cristo es necesario para la vida definitivamente realizada y consumada:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Nadie llega al Padre si no es por Mí.” (Jn 14,6).
Por consiguiente, la sal refuerza el laberinto
como símbolo del camino hacia la Vida.
Por consiguiente, también puede ser una ayuda
desde el punto de vista cristiano, “aceptar” la muerte,
como resurrección a la Vida consumada.

Pero sobre todo, el propio Jesús utiliza el símbolo de la sal:
“Vosotros sois la sal de la tierra. Si la sal pierde su sabor
¿con qué se salará? Ya no sirve para nada;
será tirada y la pisotearán las gentes.” (Mt 5,13).
Según la tradición del Evangelio de Marcos, Él dice:
“La sal es algo bueno; pero si la sal se vuelve insípida
¿con qué la sazonaréis?
¡Tened sal en vosotros y mantened la paz unos con otros!”
(Mc 9,50; semejante Lc 14,34)


Por consiguiente, como cristianos, hay que ser condimento
en la “sopa” de este mundo,
de modo que las personas y también los propios cristianos
se “mojen” continuamente.
La “sal” de una fe vivida en este mundo conforme a Jesús
consigue aquella “paz, que el mundo no puede dar.” (Jn 14,27).
La expresión de Jesús sobre la “sal” es, por consiguiente,
de rabiosa actualidad, bajo la consideración
de aquella discordia y de todas las guerras
que el mundo de la política, de la economía y
también de la religión hace tan “incomestible”.

 
Las “fracturas” en el Laberinto



Foto: Worring, ksta

En algunas partes las “fracturas” atraviesan el Laberinto circular.
Nos quieren recordar las “fracturas” de nuestra vida-
por ejemplo la “fractura” que ocasiona la muerte de una ser querido.

Una “fractura” –la más grande– que se tuerce como un río
en su amplío recorrido y finalmente desemboca  en el borde del laberinto,
como un delta, podría asociarse también con la “corriente de la vida”.
Esta idea captaría y reconduciría –para nosotros los cristianos–
el tema pascual de la Vida.

 
Gurutz-Aldare

Casi frente al “delta” y también muy al borde, Yamamoto ha incluido
en su Laberinto el altar de cruces de Eduardo Chillida.





Foto: Worring, ksta


Foto: Sankt Peter


Con ello, el autor tiende un puente formal entre estas dos obras de arte,
del mismo modo que él también efectúa una relación formal
entre el Laberinto de Sal y el espacio eclesial del gótico medieval,
en el que tienen su sitio los antiguos laberintos pascuales.

Además nosotros también podemos –como cristianos– preguntarnos
por los puntos de referencia en cuanto al contenido
entre la Cruz de Jesucristo, el altar y nuestra vida.


Meditación




Foto: Worring, ksta

A lo largo de días y diariamente a lo largo de horas, Motoi Yamamoto
se sumergía muy profundamente en su “trabajo” en esta obra de arte.
Él se quitaba sus zapatos, se ponía de cuclillas sobre una estera
de fieltro y meditaba el laberinto, que crecía despacio,
mientras él lo iba creando.
En su hacer meditativo, me recordaba las viejas tradiciones japonesas
del tiro de arco meditativo y de la meditación del arreglo de las flores.
Su Laberinto de Sal nos invita también a nosotros
a la meditación hasta el 22 de Junio.
Como muchas obras de arte contemporáneas en Sankt Peter,
ésta mueve a contemplar meditativamente, a reflexionar, a meditar
y a orar en su referencia al espacio eclesial.



Foto: Worring, ksta


Al final de la Exposición se pide a los visitantes que vuelvan para llevarse la sal y devolverla al mar. La sal es restituida al ciclo de la naturaleza y así vuelve a comenzar algo nuevo. Motoi Yamamoto pide que fotografíen este acto y le envíen las fotos por correo electrónico.

6 Junio 2010 – 11h. 30m.: Presentación del catálogo y desmontaje conjunto de la instalación con todos los niños y visitantes.