"Schutzmantel-Christus"
Ein Motiv zum Herz-Jesu-Fest
(Roland Peter Litzenburger)
In
katholischer Tradition gilt der Juni als
"Herz-Jesu-Monat". Die in unseren Augen "kitschigen" Darstellungen des
"Herzens Jesu" aus dem 19. und der ersten Hälfte des 20.
Jahrhunderts haben mit
dazu beigetragen, daß viele von uns - nicht nur die Jüngeren
- keinen Zugang mehr haben zum "Herz-Jesu-Fest" (am 1. Freitag im
Juni), zum "Herz-Jesu-Freitag" (am 1. Freitag eines jeden Monats) und
zur "Herz-Jesu-Frömmigkeit" überhaupt.
Dennoch ist
uns das Symbol des menschlichen Herzens durchaus vertraut.
Immer noch und immer wieder finden wir es eingeritzt in Bäume oder
als Motiv für Liebesbriefe. Kein Symbol ist als Zeichen
persönlicher Liebe vertrauter als eben das "Herz". Das "Herz"
steht für die Mitte der Person und ist symbolisch der "Sitz"
menschlicher Liebe. "Herz-Jesu-Frömmigkeit" meint nichts anderes:
Sie spürt jener göttlichen Liebe nach, die im Menschen Jesus
von Nazareth "Hand und Fuß" bekommen hat. Sie möchte auf
diese Liebe die einzig angemessene Antwort geben: Liebe.
Roland Peter Litzenburger hat versucht, die Liebe Jesu zu uns und zumal
zu den Armen ins Bild zu setzen, ohne direkt auf das Symbol des Herzens
zurückzugreifen. Er greift vielmehr ein Motiv auf, das uns eher
aus der Marienfrömmigkeit vertraut ist: Wir kennen die
"Schutzantel-Madonna", bei der Menschen in ihrer Not Zuflucht finden.
Litzenburger nennt sein Bild "Schutzmantel-Christus". Der gekreuzigte
Christus ist "nackt", teilt also die Not der Menschen. Seine Arme
breitet Er bergend aus - wie einen weiten Mantel. Vor allem aber
schenkt der Strom Seiner Liebe Geborgenheit und Wärme - der Strom
Seines Herzblutes.
Wie die traditionelle Herz-Jesu-Frömmigkeit lädt auch dieses
Bild nicht ein zur theologischen Diskussion. Vielmehr lädt es ein
zur contemplativen Betrachtung oder gar zur mystischen Versenkung. Nur
so kann es in unserem eigenen "Herzen" jene antwortende Liebe wecken,
die unseren Glauben zur Vollendung bringt.
Cristo-Manto
Protector
(Roland Meter
Litzenburger)
En la Tradición católica el mes de Junio se considera
como “Mes del Corazón de Jesús”. Las
representaciones “cursis” a nuestros ojos del “Corazón de
Jesús” del siglo XIX y de la primera mitad del XX han
contribuido a que muchos de nosotros – no sólo los más
jóvenes – no tengamos ya ningún acceso a la “Fiesta del
Corazón de Jesús” (primer viernes de Junio), a los
Primeros Viernes de mes y en suma a la “Devoción al
Corazón de Jesús”.
Sin embargo es totalmente familiar para nosotros el símbolo del
corazón humano. Todavía y continuamente lo encontramos
grabado en los árboles y como motivo de las cartas de amor.
Ningún símbolo es más familiar que precisamente el
del “corazón” como signo del amor personal. El “corazón”
está en el centro de la persona y es simbólico de la
“sede” del amor humano. La “Devoción al Corazón de
Jesús” no significa otra cosa diferente: Investiga aquel Amor
divino, que en el ser humano Jesús de Nazareth ha recibido
“manos y pies” y quisiera dar a este Amor la única respuesta
adecuada: Amor.
Roland Peter Litzenburger ha intentado poner en el cuadro el Amor de
Jesús a nosotros y sobre todo a los pobres sin recurrir al
símbolo del corazón. Más bien aprovecha un motivo
de la devoción mariana, que nos es familiar desde antes:
Conocemos la “Madonna del Manto Protector”, en el que las personas
hallan refugio en su necesidad. Litzenburger denomina su cuadro:
“Cristo - Manto Protector”. El Cristo crucificado está
“desnudo”, comparte por consiguiente la necesidad de las personas.
Extiende Sus brazos salvando – como un amplio manto. Pero sobre todo el
flujo de su Amor regala seguridad y calor – el flujo de la Sangre de Su
Corazón.
Este cuadro, lo mismo que la tradicional Devoción al
Corazón de Jesús, no invita a una discusión
teológica. Más bien invita a la contemplación o
incluso a inmersión mística. Sólo así puede
despertar en nuestro propio “corazón” aquel amor responsivo que
lleva nuestra fe a la perfección.
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